Insomnia # 03 Marzo de 2014 | Page 7

Los koalas tienen un sistema inmunitario muy débil, que les hace propensos a todo tipo de enfermedades respiratorias, digestivas y urogenitales, úlceras de estómago, cánceres, deshidratación y atrofia muscular. Asimismo, tienen una gran tendencia a padecer de estrés que, sumado a su gran actividad en la época de apareamiento, provoca que sean más vulnerables a enfermedades en ese período. Además, suelen sufrir infecciones de clamidia.

Cuando llueve, a los koalas enfermos se les queda el pelaje húmedo. También las garrapatas se les pegan con gran facilidad. Por si fuera poco, los koalas más viejos pueden llegar a morir de hambre por el desgaste de sus dientes, ya que no son capaces de seguir masticando las hojas.

Los koalas viven en los árboles y realizan la mayoría de sus actividades de noche. No se encuentran cómodos en el suelo, donde caminan a gatas. Para ahorrar energía, duermen 20 horas al día, más que los perezosos, que duermen unas 18 horas diarias.

Sus depredadores naturales son los dingos, las lechuzas, las águilas, los varanos y las serpientes pitón. Las épocas de sequía y los incendios también pueden resultar peligrosos para ellos.

Los aborígenes cazaban koalas por su carne y por su pelaje. Existía una leyenda transmitida oralmente sobre el koala en la que se explicaban sus peculiaridades físicas. Era un símbolo totémico usado con frecuencia. Además, quien tuviera al koala como tótem no podía matarlo. El koala fue considerado parte de la creación del Tiempo de los Sueños.

A lo largo de la historia, la relación de los seres humanos con los koalas ha estado sujeta a grandes oscilaciones. Los indígenas australianos no consideraban al koala ni más ni menos importante que los demás animales de su entorno, sin embargo los primeros colonos del continente lo veían como una curiosidad y pronto comenzaron a cazarlos por su pelaje. Hoy en día es considerado internacionalmente símbolo australiano.

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