Insomnia # 01 Marzo de 2014 | Page 8

SALVEMOS AL GORILA DE ODZALA

El Gorila es el mayor de los simios y uno de los animales más directamente emparentados con los seres humanos al igual que el chimpancé y otros primates, y es un animal fuertemente en peligro de extinción. Se estima una población total en la naturaleza de unos 110,000 gorilas (Lindsey, 1999), donde del Gorila Oriental Montañés Gorilla beringei beringei sólo quedan unos 600 individuos en el Parque Nacional Odzala.

Varias amenazas ponen en riesgo la supervivencia de los gorilas. Junto con los otros grandes simios, los gorilas están amenazados principalmente por: la pérdida y fragmentación de su hábitat; la caza y el comercio de carne de animales salvajes; las enfermedades y epidemias; la minería; y los efectos de los conflictos armados.

La caza de los gorilas con el objeto de comerciar con su carne y para la medicina tradicional tiene un impacto devastador en sus poblaciones, especialmente en aquellas zonas en las cuales los gorilas viven cerca de los humanos. La demanda por carne de animales salvajes está en aumento y los cazadores suelen generar mayores ingresos al vender carne de animales salvajes que con otras actividades económicas legales.

Algunos estudios han estimado que entre una y cinco toneladas de carne de animales salvajes son extraídas cada año exclusivamente de la cuenca del congo. La venta de especímenes vivos es otra amenaza inminente para los gorilas. Cuando se captura una cría con vida, al menos dos adultos fallecen, y cuatro de cada cinco crías perecen antes de que puedan llegar a las manos de cuidados especializados. Así, para con¬seguir una cría viva, es muy probable que catorce gorilas hayan fallecido en el intento. El futuro de los gorilas no es alentador, ya que se reproducen lentamente y se enfrentan a un gran número de otros obstáculos. Del mismo modo, se encuentran expuestos a morir en trampas para otros animales.

El incremento en la deforestación como resultado de una excesiva tala ilegal o quema de los bosques, la expansión de la agricultura, el desarrollo de infraestructuras como caminos forestales o para la minería, contribuyen en su conjunto a la pérdida de hábitat y a la fragmentación del mismo.