alto. Algunos de los que más llevaron la
bandera fueron Mario Luqui, el más alto
del colegio, y Marcelo Gómez. También
la chica Ordoñez de Santa Colona. Los
baños estaban afuera y las maestras nos
acompañaban hasta que saliéramos. En
clase no se salía al baño.
¿Cuál era el horario?
Entrábamos a las 8 y salíamos a las 12.
Los sábados teníamos mediodía de labo-
res. Nos enseñaban a tejer, telar, a cocer,
hacer repisitas con madera terciada o íba-
mos a la casa de la casera con la maes-
tra a aprender a cocinar. Algunas tardes
íbamos a la tarde a limpiar el colegio con
Angélica. Yo tenía como 12 años y nos
pagaban 2,50 pesos el día.
dres misioneros a donde está ahora la
iglesia, y todos los chicos de la escuela
10 tomamos la comunión… Una vez me
agarró la difteria y la señora Lola Rodrí-
guez agarró su sulkicito, me envolvió en
una frazada y me llevó al doctor Reyes
en Pilar. Si no, me moría…. Yo cuando
tuve familia, mi marido Carlos Codaro
me llevó en tractor al hospital.
¿Algunas anécdotas que recuerde?
El 23 de marzo de 1937 vinieron los pa-
Placa de
homenaje a la
antigua escuela
en el Barrio
privado San
Francisco.
Donde funcionaba la escuela pusieron un
mástil con la placa.
“Al principio la escuela empezó a funcionar en donde hoy está el country
San Francisco, en la casa de un señor que se llamaba Donato González,
quien tuvo una hija que tenía nombre de varón; se llamaba Malaquías
González Litardo. Ella, con solo 15 años, fue la primera directora, y es
considerada la “directora más joven de la historia de la provincia de
Buenos Aires”. La escuela empieza a funcionar en 1885”.
De la entrevista a Silvia Villamagna para
el “Diario de Rocío”, manual local de la escuela.