de personas en edades potencialmente productivas crece de manera sostenida en relación con la de personas en edades normalmente clasificadas como inactivas. Cuando se habla de este fenómeno es usual pensar en las grandes cifras que acompañan a la expresión, pero también debe tenerse en cuenta que el “bono” es resultado de un proceso de cambio, vinculado a la propia transición demográfica.
Usualmente, se acude a indicadores de las relaciones de dependencia infantil y de edades avanzadas como descriptores de la situación global que guarda una sociedad, un país, respecto al potencial que representa este bono, en tanto que una ventana de oportunidad para aprovechar el potencial para el desarrollo de esta estructura centrada en edades productivas.
Los cambios en la razón de dependencia demográfica para las edades avanzadas, que se derivan de las proyecciones de población, pueden indicarse como sigue:
De 1990 a 2013 la razón de dependencia demográfica para la población de 65 años o más respecto a la población total pasó de 4.3 a 6.5 adultos en dichas Gráfica 3. Proporción de población de 12 a 29 años y 60 años o más y dependencia demográfica total, 1990-2050 Fuente: Estimaciones del CONAPO con base en la Conciliación demográfica 1990-2010 y Proyecciones de población 2010-2050. edades por cada 100 habitantes. En las próximas décadas se prevé que esta razón siga aumentando.
En 2013, en México, la población de 15 a 64 años de edad es de 77.04 millones de personas, 65.1 por ciento de la población total del país. Para 2020 proyectamos que la población en esas edades será de 84.17 millones, representando dos terceras partes (66.2%) de la población total, de la cual más de la mitad estará constituida por mujeres (43.67 millones).
En la gráfica 3 se muestra información de proyecciones sobre la población joven (12 a 29 años de edad), la cual representa cerca de un tercio de la población total del país (32.1%), mientras que la población de 60 años o más actualmente constituye sólo el 9.5 por ciento. Valores que implican que por cada 3.4 jóvenes hay una persona adulta mayor. Hacia el año 2030 está última relación será de dos a uno, y se prevé que hacia el 2050 la brecha en la estructura demográfica se cierre, en consecuencia, los porcentajes de ambos grupos serán similares y su relación será prácticamente de uno a uno.