Haciendo referencia al texto escrito por el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, Libertad, hay dos caminos para llegar a la felicidad: El primero supone seres que están en la parte más alta de la pirámide jerárquica y son libres para hacer lo que quieran y por supuesto, libres para errar. El segundo habla de seres que están en los demás escalafones y quienes, al ser gobernados por el primer grupo, alcanzan la felicidad encontrando un estado de paz y calma y no uno de libertad.
El entonces mandatario Silvio Berlusconi está claramente en la cúspide de la pirámide y su felicidad consiste en hacer lo que desee: “‘Ver sin ser visto’ hace libres a los inspectores en relación con los internos a los que supervisan”. (Bauman, 2007) Dicho esto hasta Lele Mora, el hombre tan influyente del que se habla en el documental, es supervisado por Berlusconi y esto hace que pierda unos cuantos grados en su libertad. Hay una clara masa mostrada en el documental que vive en aparente estado de paz y calma influidos en su totalidad por el poder político, mediático y económico del entonces gobernante. Esta masa, en relación con el texto de Bauman nombrado anteriormente, es ideal para la construcción de una sociedad: “En tal sociedad, demuestra el Panopticon, la libertad de algunos hace la dependencia de otros tan necesaria como provechosa; mientras que la falta de libertad de una parte hace posible la libertad de la otra”. (Bauman, 2007)
El mundo de la televisión, que desde la sala de sus casas parece perfecto.
Casi para terminar el documental, aparece otro actor importante en la mediatización del poder y este se conoce con el nombre de Fabrizio Corona, un hombre que, aún más que Berlusconi, causó controversia en todo el país. Corona se convierte en contrapoder para el ex-mandatario, y se llama a sí mismo un Robin Hood moderno: Roba a los más ricos, no para el resto del pueblo, sino para él. Fabrizio, más que nadie, usa la información como fuente de poder y como fuente económica; convierte la información en mercancía directa y es esto lo que él vende. Corona se encarga, con un grupo de paparazis a su disposición, de capturar los peores momentos de las celebridades para después chantajearlas con las fotos que recoge. Poco a poco esto afecta a Berlusconi ya que es él quien maneja los canales más importantes en el país y por lo tanto, es su gente la que está siendo ridiculizada.
La historia de Ricardo se muestra hasta el día en que por fin él mismo ve su presentación de canto y baile en la televisión; por otro lado, la historia de Berlusconi hoy en día aún no termina. El ex-mandatario, a través de los medios de comunicación y de sus campañas electorales, logra una resemantización de la política, dirigiendo Italia por la vía de estética y no de la ética.
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FARÁNDULA