fluir de las imágenes en la televisión italiana es el espejo de la personalidad del entonces mandatario. Una parrilla televisiva llena de programas concursos saturados de mujeres semidesnudas que no tenían una participación realmente activa dentro de éstos. Las mujeres no hacían más que bailar y seducir tanto a concursantes como a televidentes.
He ahí una de las primeras muestras de la forma de manejar el poder de Berlusconi: la utilización del género femenino como objeto de seducción y distracción, y la poca participación de las mujeres en el verdadero ejercicio del poder. Tal como se muestra en el documental, el video pionero para impulsar una de las campañas políticas de Silvio Berlusconi es una producción donde solo aparecen mujeres, y unos cuantos niños, cantando una canción que para la segunda vez que uno la oye, ya parece habérsela aprendido. “Presidente estamos con usted. Por suerte Silvio está aquí”. – es el coro que repite la canción de la campaña.
A medida que Videocracy avanza van apareciendo unos personajes claves en la generación de lo que los mismos italianos han llamado el Imperio Mediático. Lele Mora, el agente televisivo más exitoso e influyente del país, tal como el documental lo narra, es un íntimo amigo del entonces presidente y él mismo se define como la cabeza de algunas de las celebridades italianas más representativas. Videocracy lo presenta afirmando que “si alguien puede transformar un sueño en realidad, ese es él, Lele Mora”. Para efectos de la historia de Ricardo, el personaje nombrado con anterioridad, Mora se convierte en una especie de sueño a alcanzar por este hombre que afirma que él es el único en Italia con el poder de convertir a una persona normal en una estrella de la televisión.
celebridades italianas más representativas. Videocracy lo presenta afirmando que “si alguien puede transformar un sueño en realidad, ese es él, Lele Mora”. Para efectos de la historia de Ricardo, el personaje nombrado con anterioridad, Mora se convierte en una especie de sueño a alcanzar por este hombre que afirma que él es el único en Italia con el poder de convertir a una persona normal en una estrella de la televisión.
“Podemos vernos a nosotros mismos elevados en status por el hecho de ser televisados […]” (Meyrowitz, n.f.) Este logra ser uno de los pensamientos más frecuentes en el documental: tanto mujeres como hombres buscan casi desesperadamente el encuentro con las celebridades, y los más ambiciosos, la llegada al mundo de la televisión, que desde la sala de sus casas parece perfecto. El caso de Ricardo es apenas una muestra de lo que sucede con este fenómeno mediático desarrollado por Berlusconi. Ricardo es un hombre que ha vivido su vida a la espera del día en que pueda participar en un programa televisivo y que ha dedicado todo su tiempo a trabajar en su cuerpo y en sus habilidades para lograrlo.
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