INFORMANTE CLAVE | Page 149
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Observación, etnografía y métodos de datos visuales
Este problema de ser inundado por los acontecimientos de campo es
virulento durante todo el proceso de la investigación, pero se puede controlar
bastante bien. Además de escoger el comienzo óptimo para la observación,
como ya se ha mencionado en el protocolo presentado, definir las metas de
observación y abandonar el campo intencionadamente tan pronto como la
capacidad de observación del investigador se agota han resultado ser estrategias de control muy efectivas. Sin embargo, esto requiere que el investigador se instruya en sus propios límites de capacidad.
(1989, pág. 47.)
Este ejemplo muestra que conduci r y planificar la observación así como reflexionar sobre los propios recursos puede reducir el peligro, que se acaba de resumir, de que el investigador sea absorbido por el campo, así como el peligro de
"hacerse nativo" y por tanto de adoptar las perspectivas del campo de manera
irreflexiva.
Desde el punto de vista de la tipología de Gold (1958) de los roles del observador, el rol del participante-corno-observador encaja mejor con el método de
observación participante. Asociado al enfoque de arrojarse de cabeza al campo
está la sensación experimentada a menudo de un choque cultural por parte del
observador (véase Denzin, 1989b, págs. 164-165). Esto es particularmente obvio
en los estudios de campo etnográficos en culturas extrañas. Pero este fenómeno
se produce también en las observaciones en subculturas o en general en grupos
extraños o en situaciones extremas como la medicina intensiva: la evidencia, las
normas y las prácticas que resultan familiares pierden su normalidad, y el observador se enfrenta a valores, evidencias, etc., extraños. Éstos pueden parecer difíciles de comprender al principio, pero tiene que aceptarlos para poder comprenderlos y entender su significado. En particular en la observación participante, la
acción del investigador en el campo se entiende no sólo como una perturbación,
sino también como una fuente adicional de conocimiento o como piedras angulares para él: "Por fortuna, las llamadas 'perturbaciones' creadas por la existencia y
las actividades del observador, cuando se explotan adecuadamente, son las piedras angulares de una ciencia del comportamiento científica, y no -como se cree
actualmente- contretemps deplorables, de los que mejor es líbrarse barriéndolos apresuradamente debajo de la alfombra" (Devereux, 1967, pág. 7).
Contribución al debate metodológico general
En resumen, la observación participante esclarece el dilema entre aumentar
la participación en el campo, a partir de la cual se deriva únicamente la comprensión, y el mantenimiento de una distancia, a partir del cual la comprensión se
vuelve simplemente científica y verificable. Además, este método se acerca
todavía más a una concepción de la investigación cualitativa como proceso, porque supone un período más largo en el campo y en contacto con las personas y
los contextos que deben estudiarse, mientras que las entrevistas son principalmente encuentros únicos. Estrategias como el muestreo teórico (véase el Capítulo VII) se pueden aplicar aquí más fácilmente que en los estudios de entrevista.
Si se hace evidente que se necesita una dimensión específica, un grupo particu-
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