INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 77
Como por sí mismos, no tenían el poder suficiente, concentraron sus esfuerzos en
ganarse, parcialmente, al general Brauchitsch, jefe del Ejército, y al general Franz
Halder, jefe del Estado Mayor General. Dado que estos dos jefes no eran
infiltrados, se intentó seducirlos con variados sofismas. Se les exageraban las
fuerzas del enemigo y las debilidades propias. En esta tarea de engaño
participaba muy eficazmente el almirante Canaris, jefe del Servicio de
Contraespionaje, quien por su alto puesto gozaba de particular crédito. Se pintaba
un cuadro de derrota inminente, de imposibilidad absoluta de vencer a Francia. Se
hablaba de la no peligrosidad del comunismo, de la conveniencia de llevar buenas
relaciones con Moscú, etc. Todo dependía de que Hitler fuera eliminado y de que
Alemania cambiara su doctrina política: entonces podría vivir próspera y feliz.
Halder y Brauchitsch se habían entusiasmado al ver el triunfo en Polonia (que
también se había juzgado imposible), pero volvieron a tornarse escépticos,
temerosos, bajo la guerra de nervios a que eran sometidos. Y el cuartel del Estado
Mayor General en Zossen cerca de Berlín, se convirtió en un centro de
conspiración.
Brauchitsch y Halder accedieron a participar en el golpe, aunque titubeaban.
Halder alegaba que no había ninguna unidad del Ejército en que pudiera confiar
para lanzarla contra Hitler, y en eso tenía sobrada razón.
Pero la infiltración apremiaba.
A principios de noviembre se inició el traslado de tropas de Polonia hacía el Rhin,
para la ofensiva sobre Francia. El general Witzleben decía que podría disponer de
algunas unidades para desviarlas hacía Berlín y capturar a Hitler. Halder aceptó
quo en el Estado Mayor General se preparara el golpe. Con este objeto se formó
una Plana Mayor especial bajo el teniente coronel Roehricht, jefe de la sección de
construcción del propio Estado Mayor, y del teniente Grosscurth. El general
Stuelpnagel, cuartelmaestre superior, ayudaba en esos trabajos, lo mismo que el
general Oster, jefe de la Plana Mayo del Departamento de Contraespionaje, quien
era uno de los más activos miembros del Movimiento de Infiltración.
Se previó que inmediatamente después del golpe el general Ludwiq Beck tomara
el mando del Ejército. Fuerón informados el Dr. Goedeler, coordinador de la
infiltración, así como el .general Thomas, jefe del Departamento de Economía
Militar, y el general Olbricht, jefe del Departamento General del Ejército. También
Londres fue informado de estos preparativos.
Cuando ya el plan estaba casi terminado, el general Halder dijo que había
preparado un memorándum que Brauchitsch (jefe del Ejército) le llevaría a Hitler el
día 12 de noviembre, para disuadirlo de atacar a Francia, y que sí no se lograba
esto, entonces daría el golpe. Halder temía la derrota de Alemania y este
sentimiento era cultivado y aprovechado por la Infiltración.
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