INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 6
INTRODUCCIÓN.
La guerra es el drama que más profundamente hiere y sangra a un pueblo. Es la
fuerza terrible, paradójicamente destructora y creadora a la vez, que tan pronto
puede abrir paso a un ideal justo como imponer brutalmente la injusticia.
En los umbrales de una guerra se angustia el alma de cada ser en un íntimo
conflicto. El poderoso instinto de conservación que en forma natural rehuye el
riesgo y el no menor poderoso anhelo de bienestar y comodidad que rehuye el
sacrificio, se unen en la intimidad de la conciencia y se enfrentan al sentido del
deber.
En esta forma la guerra se plantea individualmente como una lucha interna, íntima,
del instinto de conservación y del bienestar personal opuesta al peligro que los
amaga. Y viene luego, el sentido del deber, de los valores espirituales, como
fuerza que se les contrapone para hacer que el individuo afronte los más grandes
riesgos.
Esta lucha silenciosa, librada en lo recóndito de cada corazón, se decide cuando
un ideal de Patria, de creencia o de fe se transforma en espíritu de combate y de
sacrificio, que luego se manifiesta en las batallas y aun en las derrotas.
Pero ese conflicto personal, que en forma más o menos intensa afecta a cada uno
de los hombres en guerra, es sólo la parte individual, insignificante, del drama
bélico, el cual en realidad tiene una existencia más vasta, superior a las
voluntades individuales, supuesto que su esencia es el choque de fuerzas
metafísicas. El soldado viene a ser solamente la manifestación, la encarnación de
esas fuerzas; su manifestación transitoria en este plano de la existencia material.
Aunque parezca paradójico, la guerra es más dura, más sangrienta, más
hondamente llevada hasta límites insospechables de la resistencia humana,
cuanto más bullen en ella, dándole origen, las fuerzas metafísicas del espíritu.
Porque en la guerra, además de los cuerpos en combate, entran en lucha las
fuerzas de lo positivo abstracto y de lo negativo abstracto, del bien y del mal.
Por eso el drama de la guerra es el mayor drama de la historia. Ninguno envuelve
a tantos hombres en un momento dado y ninguno los envuelve en un choque de
fuerzas metafísicas tan superiores.
Por eso las guerras están tan íntimamente ligadas a la evolución de la historia, ya
sea para bien o ya sea para mal. Y es evidente que en estos conflictos colectivos
las ciencias, las técnicas y las formas políticas de vida, e incluso las costumbres y
la moral, dan un salto hacia adelante o hacia atrás.
La Segunda Guerra Mundial ha sido la más grande y ha determinado los
profundos cambios que ahora afectan al mundo entero. Es una guerra que esta
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