INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 46
Pero Stalin no tomaba muy
en serio a Hitler. Se burlaba de los temores de Trotzky y de la incertidumbre de
otros jefes prominentes de la URSS. En Alemania había dos millones de
comunistas. El Partido Comunista Alemán era más numeroso que el Partido
Comunista Ruso. El Tratado de Rapallo (de "comercio y amistad") había permitido
a Moscú infiltrar mucha gente suya en las universidades y fábricas alemanas.
Ciertamente Hitler había sido nombrado Canciller por el Presidente Hindenburg,
pero de los diez ministerios del Gabinete sólo contaba con dos: con el Ministerio
del Interior (sin jurisdicción sobre la Policía) a cargo de Frick, y con el Ministerio
sin cartera a cargo de Goering. Los otros ocho ministerios se hallaban en manos
de opositores a Hitler, o bien, de gente que en una crisis no lo apoyaría.
El Partido Comunista de Alemania tenía instrucciones del Kremlin para seguir
atacando a los sociaidemocratas y a los nazis, en la seguridad de que el triunfo de
Hitler sería transitorio y de que muy pronto lo derrocaría, cosa que provocaría una
crisis a !a medida para "desatar el diluvio comunista". En otras palabras, se daba
por seguro que el precario ascenso de Hitler serviría para justificar, poco mas
tarde, que se barriera con todo el nazismo, con toda !a "derecha", con toda la
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