INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 282

Con base en la operación "Agreement" de "comando", que los ingleses realizaron contra Tobruk (21 de agosto de 1942), en la que utilizaron soldados disfrazados con uniforme alemán, Hitler le encargó a Skorzeny que formara pequeños comandos de soldados alemanes con uniforme americano. Estos comandos se infiltrarían en la retaguardia enemiga para cortar comunicaciones telefónicas, retener puentes, dar informes falsos, cambiar señales en los caminos y provocar confusión. Pero alguien del Estado Mayor mandó una orden a todas las divisiones (multicopiada luego a los regimientos y batallones) para que pusieran a la disposición de Skorzeny a los soldados que hablaran inglés, "para una misión especial". Dicha orden privó a la operación del carácter secreto que debía tener. Skorzeny protestó y pretendió que aquella farsa llegara a conocimiento de Hitler, pero el general Fegelein le dijo que no convenía, porque era sobrecargar al Führer con informes desfavorables. De todos modos, los comandos se formaron apresuradamente. Los soldados seleccionados pasaron días conviviendo con los prisioneros americanos para familiarizarse con su lenguaje. "Una dificultad especial -dice Skorzeny- significaba el suavizar el comportamiento resuelto del soldado alemán, que durante su época de recluta le había sido inculcado con innecesaria dureza y persistencia. El trato con el chicle y el paquete de cigarrillos americanos pertenecía también al programa de instrucción". El éxito de esta operación tempranamente descubierta fue bastante reducido, aunque en los Estados Mayores aliados hubo cierta inquietud, tanto que se reforzó la guardia en el cuartel general de Eisenhower y se alistó a un "doble" de éste para que paseara por París y desconcertara a sus presuntos captores, aunque en realidad nunca hubo el plan de capturarlo. A las 5 de la mañana del 16 de diciembre de 1944, bajo un techo de fuego de fuego de mil cañones, las 24 divisiones alemanas se lanzaron al asalto en un frente de 150 kilómetros. El mariscal Von Rundstedt se quedó sorprendido de la alta moral de las tropas, pese a las circunstancias tan difíciles. El frente aliado fue roto y al tercer día los alemanes se hallaban a 24 kilómetros de Lieja, importante base de los ejércitos aliados. El racionamiento de víveres para los alemanes se redujo a un mínimo de emergencia para dar prioridad al transporte de municiones. El hambre torturaba a algunas unidades, pero el punto más grave era la escasez de combustibles. Los tanques habían solicitado cinco cuotas, mientras podían capturar depósitos enemigos, pero sólo se les pudo dar cuota y media. 282