INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 270
los detenidos. A los principales de ellos los invitó a cenar. Ahí estaba Öberg, jefe
de la sección local de la Gestapo, el embajador Abetz y otros funcionarios.
También se hallaba presente el almirante Krancke. Era una reunión extraña en la
cual los que poco antes iban a ser fusilados están ahora libres, y los que iban a
ejecutarlos se hallan en situación desesperada, prácticamente presos y en capilla.
El almirante Krancke le reprochó duramente su conducta al general Stuelpnagel y
éste guardó silencio.
Al día siguiente Stuelpnagel fue llamado a Berlín. En el camino, en Verdun, se dio
un tiro, pero no murió y quedó ciego. Poco después aceptó su culpa ante el
consejo de guerra y fue ejecutado.
El mariscal Von Kluge no se sentía muy tranquilo por sus anteriores contactos con
los conspiradores" "En realidad -dijo- hubiésemos debido dar parte de lo que se
planeaba desde entonces (un año antes, según él creía). Pero, ¿quién hace una
cosa así?"
Cuando poco después se le ordenó que entregara el mando al mariscal Model, y
compareciera en Berlín, decidió envenenarse. En una especie de acto de
contrición, le envió una carta a Hitler diciéndole: 'Mi Führer: yo siempre he
admirado su grandeza y su actitud en esta lucha gigantesca y su férrea voluntad
de afirmarse usted mismo y el nacionalsocialismo. Si los hechos son más fuertes
que su voluntad y su genio, se debe esto o la fuerza del Destino. Ha luchado
Usted con honor en una gran batalla. Este es el certificado que le extenderá la
posteridad. ¡Viva mi Führer!. - Mariscal Von Kluge".
Von Kluge se envenenó inmediatamente después de escribir esa carta. Todo
indica que era sincero y que fue una debilidad de su parte haber contemporizado
con los infiltrados, quienes por su lado lo despreciaban y jamás lo consideraron de
su grupo. Sélo trataban de influir en él y de desmoralizarlo, aprovechando los
nexos de amistad v compañerismo.
Días antes Rommel (segundo de Von Kluge en el comando del frente occidental)
había sido herido por un avión aliado. De las investigaciones y la documentación
recogida a los detenidos se desprendía que él estaba de acuerdo para formar
parte de un nuevo régimen. En realidad, Rommel no conocía la existencia del
Movimiento de infiltración. Había caído en la trampa del Dr. Stroelin y del Dr.
Goerdeler, según la cuál si se privaba a Hitler del mando se lograría que
Roosevelt y Churchill cesaran la guerra contra Alemania y ayudaran a derrotar a la
URSS.
Alrededor de ese engaño Rommel había accedido a cooperar con el Dr. Goerdeler
y su grupo. Una vez descubierto, Rommel recibió del Alto Mando le proposición de
escoger entre ir ante un consejo de Guerra, donde podría exponer lo que tuviera
que alegar, o suicidarse. Rommel optó por lo segundo, tomó veneno y fue
enterrado con todos los honores de mariscal. Pagó con su vida el error de un
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