INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 222

general de las divisiones de tanques. Trataba de desorientarlo e influirlo negativamente. El arma blindada había sido recientemente modernizada y se hallaba en pleno desarrollo. Era muy conveniente minar ahí, donde nuevas divisiones acorazadas estaban siendo equipadas y entrenadas Para abatir al Ejército Rojo. La Infiltración actúa directamente al ejecutar un atentado o un sabotaje. Y actúa indirectamente cuando logra introducir ideas falsas, destructivas, debilitantes, en la mente de quiénes no pertenecen a su círculo. Esta era una de las actividades más delicadas y minuciosas del Dr. Goerdeler y de sus colaboradores. El Dr. Goerdeler le habló al general Guderian, no del propósito de destruir a Alemania por dentro, no del viejo anhelo de que Alemania colaborara con el Kremlin, no de sus planes de asesinar a Hitler, sino de la necesidad de ganar la guerra. Este era el lenguaje que podía escuchar Guderian. Y para ganar la guerra, decía Goerdeler, era necesario limitar las atribuciones que tenía Hitler. "Pregunté al Dr. Goerdeler dice Guderian - cómo entendía la limitación de las atribuciones de Hitler. Contestó que se le debía conservar como cabeza nominal del Reich, pero que debería ser internado en Obersalzberg, o en otro lugar seguro. Me rogó que en mis viajes al frente crease ambiente en favor de sus proyectos y le participase qué generales estaban dispuestos a seguir sus ideas"6 Goerdeler callaba que él y sus cómplices no pensaban conservar a Hitler como jefe nominal, ni dejar el mando a generales leales como Guderian. Esa idea sólo la estaba deslizando entre los jefes del tipo de Guderian para debilitarlos, para convertirlos en auxiliares inconscientes de la subversión. Sin embargo, Guderian advirtió algo falso en todo el "patriotismo" de Goerdeler y decidió rechazar sus proyectos "como perjudiciales a los intereses de Alemania y prácticamente inejecutables. Como la totalidad del Ejército, me sentía yo también ligado al juramento prestado. Por eso rogué al Dr. Goerdeler (en una segunda entrevista) 222