INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 189

general Von Weichs. Ahí permanecían inmovilizadas 20 divisiones alemanas (Trescientos mil combatientes). En resumen, el movimiento de infiltración dentro de Alemania, y Roosebelt y Churchill desde el exterior, estaban consiguiendo que las reservas alemanas se dispersaran en la costa occidental de Francia, en la costa sur de Francia, en África y en los Balcanes, muy lejos del punto crítico de Stalingrado. En cambio, la URSS podía concentrar todos sus efectivos en un solo frente. El 14 de noviembre el general Shukov (jefe soviético de Stalingrado) anotaba en su diario que le faltaban municiones y víveres. Nunca el marxismos había estado en mayor peligro, pero a la vez jamás había habido tantas fuerzas exteriores prestándole ayuda de diversos modos a fin de salvarlo. Desde Nueva Cork, por conductos secretos, Dorothy Thompson se comunicó en esos días con Helmut Von Moltke, jefe del círculo secreto de Kreisau, apremiándolo a que actuara más enérgicamente. Moltke encubría bien sus actividades de infiltrado, se mostraba fiel al régimen y ocupaba el cargo de fiscal del Tribunal de Berlín. Era hijo de madre extranjera, nacido en Sudáfrica, y parece que de ahí derivaba su bien disimulado odio contra el III Reich. Dorothy había residido en Berlín varios años, como corresponsal de diversos periódicos americanos y conocía las actividades ocultas de Moltke. Era ardientemente procomunista. En una de sus comunicaciones le decía a Moltke: "La última vez que nos encontramos y que tomamos juntos una taza de té en esa bella terraza que domina el lago6 yo le dije que algún día tendría que demostrar con actos, actos enérgicos, de qué lado estaba usted6Y me acuerdo que le pregunté si usted y sus amigos tendrían algún día el valor de actuar". (1) En realidad todo el Círculo de Kreisau estaba luchando por sabotear al ejército alemán, pero tenía que proceder con suma cautela. Precisamente, por precipitarse, el infiltrado Richard Sorge acababa de ser descubierto en Tokio por la policía japonesa. Sorge era funcionario de la embajada alemana en Japón y pasaba secretos a Moscú. Su captura hizo caer a una red de espías japoneses y él fue ahorcado dos años después. Los conjurados tenían que proceder lentamente, midiendo cada paso. Trott Zu Solz y el Dr. Schoenfeld, miembros del Círculo d