INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 184
El repliegue de esas grandes fuerzas soviéticas se hacia con fallas visibles y
algunas unidades dieron muestra de pánico. Incluso hubo un aumento de
desertores. Hitler interpretó esto muy optimistamente: creyó que estaba ocurriendo
un hundimiento del enemigo, no que se trataba de un repliegue planeado. En
consecuencia, antes de que la batalla se decidiera, pensó dividir sus fuerzas para
que un Grupo de Ejércitos marchara hacía el Caúcaso (centro petrolero) y el otro
continuara hacía el oriente, rumbo a Stalingrado.
Buscaba dos presas a la vez, no como en el plan original, que los señalaba en
orden sucesivo: primero destruir las fuerzas principales de timoschenko y luego
virar hacía el Caúcaso.
Von Bock no estuvo de acuerdo en que se abrieran dos centros de gravedad. Pero
Hitler había visto que Von Bock acababa de titubear y de equivocarse en Voronez,
no tomó en cuenta sus argumentos e insistió en buscar simultáneamente los dos
objetivos. Von Bock renunció y fue sustituido por Von Weichs.
Hitler alegaba que tan sólo en mayo seis ejércitos soviéticos habían sido cercados
y obligados a capitular, que las unidades de timoschenko ya estaban dando
síntomas de depresión al oriente del Donetz y que era el momento de realizar un
supremo esfuerzo, hacía el oriente y hacía el sur, simultáneamente, para quitarles
a los rojos petróleo del Caúcaso y el centro industrial de Stalingrado. Logrado
esto, Turquía entraría en guerra contra la URSS.
El jefe del Estado Mayor General, Franz Halder, no estaba de acuerdo con eso.
No lo creía viable. Pero Hitler lo había visto ya muchas veces equivocarse, desde
Polonia, desde Noruega, desde Francia (campañas que tampoco había juzgado
posibles) y no le impresionaron los argumentos de Halder. Se quejaba de que el
Estado Mayor "no ponía todo el corazón". Las discusiones se repetían cada vez
más acaloradas. Hitler le hablaba a Halder de "'fe" y Halder alegaba que eso eran
"especulaciones místicas".
La tensión entre los dos se fue haciendo más grave y Hitler le pidió a Halder su
renuncia, diciéndole: "Los dos tenemos los nervios deshechos y nuestro
agotamiento actual es, en parte, obra suya. Prolongar esta situación es inútil".
El general KurtZeitzler fue nombrado nuevo jefe del Estado Mayor General.
El hilo invisible Berlín-Ginebra-Moscú transmitía informes de esas perturbaciones
y en el Kremlin se frotaban las manos.
Entretanto, el 6º ejército, de Von Paulus, se había detenido en Millerovo. Grandes
fuerzas soviéticas se replegaban casi en desorden, frente a él. Llegaban al gran
recodo del Don. En la zona de Kalach los comisarios y oficiales soviéticos tuvieron
que imponerse pistola en mano para restablecer el orden. Ahí hicieron un alto.
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