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Salvador Borrego
Oslo no había podido ser tomado y era uno de los puntos básicos. La operación estaba pendiendo de un hilo.
Mientras en el fiordo de Oslo la marina alemana era diezmada y detenida, otro intento simultáneo se hacía por aire para capturar la capital.
Esa misma madrugada( 9 de abril) volaba hacia Oslo una " primera ola " de transportes, trimotores Ju-52, con la primera y segunda compañía de paracaidistas, al mando del capitán Erich Walther. Llevaban la misión de capturar el aeropuerto de Oslo y facilitar la llegada de tropas aerotransportadas para tomar la capital. Pero conforme esa " oleada " de 29 aviones se aproximaba a su objetivo, el tiempo empeoraba. La niebla era espesísima. Dos aviones desaparecieron, tal vez por colisión, y toda la flotilla recibió la orden de regresar a su base..
Detrás de esa " primera ola " volaba una " segunda ola " de transportes con el 2o. batallón de infantería( no paracaidistas) al mando del capitán Wagner. Cuando éste recibió la orden radiada de regresar a su base, tuvo momentos de duda porque le había sido enviada por el Décimo Cuerpo Aéreo y no por su inmediato superior, el jefe del Transporte Aéreo. Pensaba si no sería una estratagema del enemigo y en ese momento distinguió algunos desgarramientos de las nubes. Ya próximo al objetivo, decidió seguir adelante.
Minutos después esta " segunda oleada " volaba sobre el aeródromo de Oslo. El capitán Wagner no llevaba paracaidistas, sino infantería, pero decidió aterrizar para tomar el aeropuerto. Fue ésta una decisión de máximo arrojo y de gran trascendencia que iba a costar la vida al capitán Wagner, pero que imprimiría nuevo giro a la acción emprendida sobre Oslo. Cuando el avión del capitán se aproximaba a la pista, a baja altura, los noruegos abrieron el fuego y el capitán Wagner pereció. El copiloto tomó los controles y ganó altura.
Hacía treinta minutos que una escuadrilla de cazas alemanes Me-110, al mando del teniente Hansen, volaba sobre el mismo aeropuerto. Tenía la misión de proteger a los transportes de paracaidistas. Acababa de combatir con los cazas noruegos, había perdido dos aviones y le restaban seis, tres de los cuales volaban con un solo motor.( Eran bimotores). La espera se había prolongado demasiado.
Cuando aparecieron los transportes del capitán Wagner, la escuadrilla de cazas Me-110 pensó que se trataba de la " primera oleada " de paracaidistas. Y por tanto, esperó que los paracaidistas saltaran, Pero no saltaba nadie. En realidad era la“ segunda oleada ", que sólo llevaba tropas de infantería. El teniente Hansen, jefe de los cazas se hallaba perplejo. ¿ Por qué no saltaba nadie?... En eso divisó el fallido intento de aterrizaje del avión del capitán Wagner. Los cazas tenían muy poca gasolina y ya se les habían encendido tres luces rojas