INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 88
Salvador Borrego
ninguna razón para hacer la guerra a las potencias occidentales". No existía
ningún motivo de fricción entre Inglaterra, Francia y Alemania.
Al día siguiente la prensa alemana seguía hablando de paz y en Berlín hubo
rumores de que se iban a iniciar negociaciones. El júbilo era indescriptible.
Pero 24 horas después Londres rechazaba despectivamente las propuestas de
Hitler. No dejaba ni la más estrecha hendidura para negociar. La prensa inglesa
y la prensa francesa (en realidad grandes trusts) azuzaban contra Alemania.
En esas circunstancias, Hitler le dijo al jefe del Estado Mayor General, Franz
Halder, que el gobierno inglés no discutiría de paz hasta que fuera derrotado.
También les hizo ver a varios generales que habiendo eliminado el frente
polaco, Alemania tenía por el momento sólo el frente occidental de los ejércitos
francés y británico, Pero que esa situación era temporal. Que en Rusia no se
podía confiar. Y que era urgente aprovechar el tiempo. Por tanto, había hecho
un esbozo para una futura ofensiva sobre Francia.
Diversos estrategos, incluso británicos, coinciden en que "el cabo" Hitler tuvo
una brillante visión estratégica al trazar los principios básicos para la guerra en
el frente occidental. Hitler decía que debería evitarse la lucha de trincheras; que
las formaciones blindadas deberían ser concentradas y lanzadas hacia la
retaguardia del enemigo, en guerra de movimientos; que no deberían perderse
en el laberinto de las ciudades, y que el golpe principal debería descargarse a
través de Luxemburgo y Bélgica,
Con base en esos lineamientos, Hitler pidió a los jefes del Ejército que
prepararan los planes para iniciar la ofensiva lo antes posible.
La Infiltración hizo entonces un nuevo esfuerzo para derrocar a Hitler, lo cual en
aquellas circunstancias crearía un caos dentro de Alemania.
El caos lo capitalizaría la URSS.
El general Ludwig Beck (retirado), el general Witzleben (con mando de fuerzas),
el Dr. Goerdeler (coordinador de los conjurados), el Dr. Schachf (miembro del
Gabinete), así como otros varios en puestos clave, trazaron un nuevo plan para
dar el golpe.
Como por sí mismos, no tenían el poder suficiente, concentraron sus esfuerzos
en ganarse, parcialmente, al general Brauchitsch, jefe del Ejército, y al general
Franz Halder, jefe del Estado Mayor General. Dado que estos dos jefes no eran
infiltrados, se intentó seducirlos con variados sofismas. Se les exageraban las
fuerzas del enemigo y las debilidades propias. En esta tarea de engaño
participaba muy eficazmente el almirante Canaris, jefe del Servicio de
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