INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 56
Salvador Borrego
definición “nacional-socialista" dando a esta última palabra la acepción de
"justicia social", pero de ninguna manera la acepción marxista que convierte al
socialismo en la primera parte del comunismo.
Roehm era homosexual, expuesto al chantaje y a los desequilibrios mas
dañinos; juzgaba “reaccionarios" a los empresarios, a los sacerdotes, a los
comerciantes y a los militares de carrera y aspiraba a eliminarlos en la
"segunda revolución". Hitler no estaba de acuerdo con nada de esto.
Dado todo lo anterior (que es apenas un esbozo de los grupos influyentes que
se disponían a derrocar a Hitler), resultaba fundado el optimismo de Stalin y del
grupo de jerarcas que pensaban como él. Todos ellos tenían la seguridad de
que en semanas, o meses, Alemania ardería por los cuatro costados y que
entonces pasaría a ser botín del comunismo.
IMPONDERABILIDAD DE LAS FUERZAS METAFÍSICAS.
Las fuerzas físicas pueden medirse con exactitud y su trayectoria y duración
pueden predecirse, pero las fuerzas metafísicas son imponderables. Podría
afirmarse que estas son fuerzas de un plano superior que ocasionalmente se
materializan en el nuestro.
Las fuerzas físicas del hitlerismo eran insignificantes en relación con las fuerzas
que se le oponían dentro y fuera de Alemania. Primero se creyó que Hitler no
llegaría al poder, y luego que ascendió a la Cancillería (bajo la presidencia de
Von Hindenburg) se tuvo la certeza de que su caída era inminente y que sería
un triunfo comunista.
Fue un milagro de equilibrio, de tacto, de certera audacia, de franqueza que
atraía a unos y desconcertaba al enemigo, lo que fue apoyando la precaria
situación de Hitler como Canciller. Detrás de sus tuerzas físicas, relativamente
reducidas, bullían fuerzas metafísicas que iban superando obstáculos y
atrayendo voluntades.
Hitler fue directamente a las bases visibles del adversario o incluso a los
reductos más ocultos.
Cortó de un tajo el "capitalismo especulativo", el que explota y engaña, o sea el
"supercapitalismo", pero sin dañar el auténtico capitalismo, el que presta un
bien social como factor de producción y progreso. La propiedad privada podía
desarrollarse con cauces morales.
Como consecuencia de lo anterior, aumentaron los centros de trabajo y las
inversiones. La masa de seis millones de cesantes empezó a disminuir
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