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INFILTRACIÓN MUNDIAL
El Partido Comunista de Alemania tenía instrucciones del Kremlin para seguir
atacando a los social demócratas y a los nazis, en la seguridad de que el triunfo
de Hitler sería transitorio y de que muy pronto lo derrocaría, cosa que
provocaría una crisis a !a medida para "desatar el diluvio comunista". En otras
palabras, se daba por seguro que el precario ascenso de Hitler serviría para
justificar, poco más tarde, que se barriera con todo el nazismo, con toda !a
"derecha", con toda la "reacción", con todo el “anticomunismo". El único partido
poderoso para capitalizar la caída de Hitler era el Partido Comunista Alemán.
Los cálculos sobre una inminente caída de Hitler parecían muy bien
fundamentados porque dentro de Alemania había varios grupos poderosísimos
de oposición a Hitler. Entre ellos figuraban:
1. El general Von Schleicher, ex canciller, que había propiciado el Tratado de
Rapallo. Schleicher era partidario de crear una milicia parecida a la de la URSS,
y de hacer en Alemania una reforma agraria en escala reducida. Se calificaba a
si mismo como"general social" y decía confiadamente que Hitler no viviría
mucho. Este personaje estaba plenamente identificado con el general
Hammerstein-Équord,
comandante
del
Ejército.
Hammerstein
era
reservadamente procomunista, se denominaba el "general rojo"v odiaba a
Hitler. Junto a estos dos eminentes adversarios de Hitler habla otros en
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diversos puestos importantes del Ejército y de la policía.
2. Wilhelm Leuschner, Max Habermann y Jacob Kaiser (nacidos en Alemania,
aunque no alemanes de origen) controlaban una red de sindicatos obreros y
podían llegar a realizar paros y huelgas que crearan el caos preliminar del
"diluvio comunista". Operaban en relación con el líder Gronowski, influyente
dentro del movimiento de trabajadores católicos, que agrupaba a medio millón
de obreros.
3o. En el movimiento "Demócrata Cristiano" había otra célula procomunista. Los
prelados Schoenfeld y Bonhoeffer, protestantes, y los prelados católicos
Koenig y Roesch simpatizaban con el movimiento de oposición, aunque muy
reservadamente.
4. Ernst Roehm era jefe de la S. A., especie de milicia de asalto aún no
terminada de organizar, pero que ya tenía 400'000 miembros, o sea, más que el
ejército. Roehm había sido partidario de Hitler al empezar la lucha, pero luego
fue defeccionando hacia una "ala izquierda". Hablaba ya como revolucionarlo y
quería una “segunda revolución”. Hitler había adoptado para su movimiento la
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El Estado Mayor Alemán.- Walter Goerlitz, antinazi
Gloria y Ocaso de los Generales Alemanes.- Curt Riess
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