INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 55

INFILTRACIÓN MUNDIAL El Partido Comunista de Alemania tenía instrucciones del Kremlin para seguir atacando a los social demócratas y a los nazis, en la seguridad de que el triunfo de Hitler sería transitorio y de que muy pronto lo derrocaría, cosa que provocaría una crisis a !a medida para "desatar el diluvio comunista". En otras palabras, se daba por seguro que el precario ascenso de Hitler serviría para justificar, poco más tarde, que se barriera con todo el nazismo, con toda !a "derecha", con toda la "reacción", con todo el “anticomunismo". El único partido poderoso para capitalizar la caída de Hitler era el Partido Comunista Alemán. Los cálculos sobre una inminente caída de Hitler parecían muy bien fundamentados porque dentro de Alemania había varios grupos poderosísimos de oposición a Hitler. Entre ellos figuraban: 1. El general Von Schleicher, ex canciller, que había propiciado el Tratado de Rapallo. Schleicher era partidario de crear una milicia parecida a la de la URSS, y de hacer en Alemania una reforma agraria en escala reducida. Se calificaba a si mismo como"general social" y decía confiadamente que Hitler no viviría mucho. Este personaje estaba plenamente identificado con el general Hammerstein-Équord, comandante del Ejército. Hammerstein era reservadamente procomunista, se denominaba el "general rojo"v odiaba a Hitler. Junto a estos dos eminentes adversarios de Hitler habla otros en 11 diversos puestos importantes del Ejército y de la policía. 2. Wilhelm Leuschner, Max Habermann y Jacob Kaiser (nacidos en Alemania, aunque no alemanes de origen) controlaban una red de sindicatos obreros y podían llegar a realizar paros y huelgas que crearan el caos preliminar del "diluvio comunista". Operaban en relación con el líder Gronowski, influyente dentro del movimiento de trabajadores católicos, que agrupaba a medio millón de obreros. 3o. En el movimiento "Demócrata Cristiano" había otra célula procomunista. Los prelados Schoenfeld y Bonhoeffer, protestantes, y los prelados católicos Koenig y Roesch simpatizaban con el movimiento de oposición, aunque muy reservadamente. 4. Ernst Roehm era jefe de la S. A., especie de milicia de asalto aún no terminada de organizar, pero que ya tenía 400'000 miembros, o sea, más que el ejército. Roehm había sido partidario de Hitler al empezar la lucha, pero luego fue defeccionando hacia una "ala izquierda". Hablaba ya como revolucionarlo y quería una “segunda revolución”. Hitler había adoptado para su movimiento la 11 El Estado Mayor Alemán.- Walter Goerlitz, antinazi Gloria y Ocaso de los Generales Alemanes.- Curt Riess 55