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INFILTRACIÓN MUNDIAL
que había desplegado métodos de increíble sutileza y sagacidad, Por eso el
general Miller tomó precauciones extraordinarias. Los generales rusos habían
precisado en cuidadosos análisis que el 25 % de los integrantes del Comité
Central del Partido Comunista "ruso" no eran rusos, y que su influencia
resultaba decisiva; que el42% de los miembros del Potiiburó tampoco eran
rusos y que en sus manos residían las más importantes decisiones; y por
último, que todo el personal directivo de la CHEKA y de su heredera la GPU no
eran rusos, como tampoco lo eran todos los jefes de la PURKKA, que
controlaba al Ejército Rojo.
Entretanto, en Moscú se comisionaba a Mikhail Spiegelglass, no-ruso, para
dirigir la cacería del general Miller. Spiegelglass se valió de un infiltrado, del
general Skoblin, quien residía en París desde hacía muchos años y militaba en
el movimiento militar de los anticomunistas del exilio. ¿Quién podía saber que
era infiltrado?¿Quién podía desconfiar de un antiguo miembro de las fuerzas
que combatieron a los comunistas con las armas en la mano? Skoblin había
sido anticomunista, pero las penalidades del exilio y las exigencias de su mujer
bailarina lo habían hecho perder la fe ene! triunfo y lo habían persuadido de
trabajar para Moscú, a cambio de dinero. Un día (septiembre 27 de 1937) el
general Skoblin le presentó al general millar un plan para entrevistarse con dos
agentes alemanes hitleristas que ofrecían ayuda a los rusos antirrojos...Miller
no desconfiaba de su viejo compañero y amigo Skoblin y acudió a la junta, pero
de todas maneras dejó en su casa una carta explicando a dónde y con quién
iba. Gracias a esto pudo después aclararse todo lo que había pasado.
Los presuntos agentes alemanes eran en realidad agentes soviéticos. Skoblin
entregó a su amigo, el general Miller, en manos de Spiegelglass, el no-ruso
comisionado por Moscú para dirigir la cacería. Narcotizado, Miller fue llevado en
una gran caja hasta el puerto de El Havre y subido al barco soviético "María
Ulyanova", que zarpó rápidamente, ya sin terminar de recoger la carga que era
el motivo aparente de su viaje.
Al saberse el secuestro del general Miller gracias a su carta, el jefe de policía
de El Havre informó a París que había visto llegar una camioneta de la
embajada rusa, con una gran caja que fue subida al barco y que éste zarpó
rápidamente. Las autoridades francesas pidieron a la embajada rusa que
hiciera regresar el barco inmediatamente. Entonces el embajador Potyomin
reclamó la ayuda de los comunistas del Gabinete (del Ministro de Justicia Max
Rormoy y de Vicent Auriol, futuro presidente de la cuarta república) quienes
presionaron a su vez alPremier Daladier para que "en bien de las buenas
relaciones" se anulara la petición del regreso inmediato del barco.
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