Salvador Borrego
Otro caso notable fue el de Sydney Reilly, nacido en Rusia y nacionalizado inglés. Conocía a fondo la doctrina marxista concebida por sutiles cerebros norusos, no-alemanes, y conocía también a fondo a los revolucionarios no-rusos que acababan de implantar el comunismo en la URSS. Reilly estaba al tanto de esa maquinación y negaba a cooperar con ella. Por el contrario, se convirtió en uno de los más entusiastas agentes de la oposición antibolchevique en la Europa Occidental.
En sus correrías anticomunistas por Europa, Reilly hizo contacto con agentes comunistas infiltrados como anticomunistas. Después de una serie de éxitos iniciales, calculados para hacerlo tomar confianza, Reilly se internó en la URSS a fin de realizar más amplios trabajos de insurrección, pero fue inmediatamente detenido, atormentado y liquidado.
Los rusos blancos que habían emigrado de Rusia eran una amenaza para el régimen de Moscú. Por sí mismos( millón y medio) constituían una fuerza, pero además daban aliento a la oposición interna.
El general Wrangel, del antiguo ejército ruso, residía en Bruselas y dirigía la formación de escuelas militares pera los exiliados. Su principal auxiliar y heredero en el mando de la oposición en el exilio era el general Alexander Paulovich Kutyepov, residente en París.
La infiltración tendía sus redes dentro de los opositores del exilio, " se acercaba hacia los príncipes de la sangre o de la iglesia ", dice Geoffrey Bailey, y un día el general Kutyepov fue esperado al salir de misa por uno de sus más allegados colaboradores( que en realidad era infiltrado) y llevado a un sitio donde lo esperaba un automóvil, con un falso policía francés uniformado. Por la fuerza lo introdujeron al automóvil, le aplicaron éter hasta hacerlo dormir, lo trasladaron a la costa francesa envuelto en unos mantas, lo metieron en una lancha y lo subieron al barco soviético " Spariak ", que se hallaba ó poca distancia.
( Enero 26 de 1930). La maniobra del embarque fue presenciada por unos aldeanos y la policía pudo así reconstruir casi todas las fases del secuestro. Los agentes de la INO esparcieron versiones infamantes para el general, diciendo que había huido a Sudamérica con los fondos de los anticomunistas. Nunca se volvió a saber la suerte terrible que Kutyepov debe haber sufrido en la URSS.
Como sucesor práctico de Kutyepov( aunque el mando lo tenía un general ya anciano) quedó en París el general Miller, quien desplegó gran actividad para mantener encendida la esperanza de los exiliados anticomunistas.
Los generales rusos en el exilio sabían que no se enfrentaban a un enemigo ruso con los tradicionales métodos de lucha, sino a un nuevo enemigo, no-ruso,
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