INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 280

Salvador Borrego Alemania, incluso en el supuesto de un derrocamiento del régimen nazi y la 74 creación de un Gobierno anti-Hitler". Ellos sabían perfectamente a dónde iban y lo hacían con plena conciencia. Por su capacidad técnica, por su valor, por su inventiva que sabía improvisar maniobras en medio del combate, el mariscal Rommel había sido nombrado comandante de las tropas que guarnecían la costa francesa, en previsión de un desembarque aliado. Actuaría bajo la supervisión del mariscal Von Rundstedt. Lo que no podían adivinar Hitler, ni nadie en el Alto Mando, era que Rommel sufría ya una escisión mental. Guderian, Manstein y otros generales habían rechazado como utópico (aunque en realidad era perverso) el informe de que eliminando a Hitler se lograría que Roosebelt y Churchill combatieran al lado de Alemania contra el comunismo. Pero Rommel lo creyó y accedió a colaborar con el Dr. Goerdeler. Los encubiertos no consideraban a Rommel como uno de los suyos, ni estaban interesados en llevarlo a un alto puesto. Sólo querían minarle sus capacidades de lucha y escudarse detrás de su prestigio para la fase inicial del golpe de Estado. Es incalculable el grado hasta el cual la capacidad de lucha de Rommel fue afectada por el estrabismo político que sufrió. Desde luego, en vísperas de la invasión retenía las divisiones blindadas 2ª y 116ª con vistas al planeado golpe de Estado. Su atención estaba dividida por mitades: una para atender el frente de la inminente invasión y la otra para atender el golpe que se preparaba a fin de quitarle el mando a Hitler. Rommel no era partidario de que se le matara y este propósito se lo ocultaron los encubiertos. La situación en el nuevo frente que iba e abrirse era moralmente desfavorable en los altos escalones del mando, como lo quería el grupo secreto. El servicio de espionaje alemán (que tiempo antes estuvo a cargo de Canaris) había sido absorbido par la Gestapo. Y en esa función se conservó como jefe de sección al coronel Hansen. Este parecía ser hostil a Canaris, pero en realidad era cómplice suyo, de tal manera que nada se averiguó respecto al sector donde se iniciaría la invasión aliada. Hitler insistía en que la invasión ocurriría al sur de la desembocadura del río Sena, en Normandía. Von Rundstedt y otr os estrategos creían que la invasión sería al norte del río, por lo cual las principales fuerzas se habían situado en la zona del Paso de Calais, en la parte más angosta del Canal de la Mancha. Rommel coincidía con la sospecha de Hitler, pero se hallaba distraído con los 74 La Oposición Bajo Hitler.- Fabián von Schlabrendorff. 280