INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 199
INFILTRACIÓN MUNDIAL
los suyos respecto a Gisevius, que se hallaba en Suiza como vicecónsul de
Alemania.
MOSCÚ RECIBÍA SECRETOS Y PEDÍA MÁS DETALLES.
Era junio de 1942. Se esperaba la más grande ofensiva alemana de ese año en
el frente soviético. Moscú ya había recibido desde Ginebra, la directiva 41 de
Hitler que fijaba los lineamientos generales.
No habría ofensiva en el sector norte, de Leningrado; el cual continuaría sitiado
por las mismas fuerzas alemanas. No habría ofensiva en el sector central,
correspondiente a Moscú. La ofensiva se lanzaría en el sector sur del frente. El
esfuerzo principal se dirigiría al Caúcaso con un grupo de ejércitos al mando del
mariscal Von List. Y cubriéndole el flanco y la retaguardia, otro grupo de
ejércitos alemanes avanzaría hacia el oriente, hacia Voronez, la gran curva del
Don y Stalingrado.
Saber dónde no piensa atacar el enemigo y dónde sí se propone atacar. Saber,
además, de qué fuerzas dispone y hacia que direcciones marchará cada
ejército, era para el mando soviético una ayuda inconmensurable.
Sobre algunos aspectos de la planeada ofensiva, Moscú preguntaba a la
estación secreta de Ginebra, y ésta preguntaba a los infiltrados en el Estado
Mayor General Alemán. En muy poco tiempo Moscú tenía la respuesta.
En ocasiones, algunos detalles valiosos quedaban en las sombras, fuera del
alcance de los infiltrados.
Tal parece que fue el caso en vísperas de que los alemanes iniciaran la mayor
ofensiva de 1942.
Hitler se proponía, utilizando cinco ejércitos alemanes, copar y destruir a los
seis ejércitos soviéticos del mariscal Timoschenko. La operación era factible.
Se llamaba Operación Azul.
Por supuesto, Hitler sabía ya que importantes secretos estaban filtrándose
hacia el enemigo y ordenó que se adoptaran las medidas más estrictas.
Confiaba en Von Bock y en List, que mandaban los dos Grupos de Ejércitos
alemanes en el sur de Rusia, pero cada uno sólo debería enterarse de lo
indispensable para su propio Grupo. Confiaba en Von Weichs, en Von Paulus,
en Von Kleist, en Von Manstein, en Hoth, en Ruoff, comandantes de los seis
ejércitos que inicialmente iban a p articipar en la ofensiva. También confiaba en
los comandantes de los cuerpos de ejército y en los comandantes de división.
Pero ordenó que a cada uno de ellos sólo se le revelara lo indispensable para
199