INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 186
Salvador Borrego
En los dos primeros días de ofensiva Rommel destrozó gran parte de las
fuerzas blindadas británicas y continuó adelante. A veces se presentaba en sus
propias vanguardias y las alentaba; a veces ayudaba a desconectar minas,
pues había sido oficial experto en esa rama durante la primera Guerra Mundial.
En el desierto tuvo auge especial el uso de minas. Cuando los ingleses
retrocedían dejaban grandes extensiones minadas. También conectaban minas
a las perillas de las puertas de los edificios abandonados, en los cajones de los
escritorios, entre bultos de víveres, etc. Esa táctica daba mucho que hacer a los
batallones de zapadores alemanes 200, 220 y 900, que tenían que abrir
brechas para que pasaran los tanques y la infantería. Por su parte, estos
batallones idearon conectar minas superpuestas, de tal manera que los
ingleses anulaban la primera, pero al intentar sacarla hacía explosión la
segunda, Otra estratagema consistía en sembrar pedazos de hierro para que
los detectores enemigos se fatigaran desenterrándolos, antes de llegar a los
campos de minas de verdad. Las zonas minadas llegaban a ser controladas
electromagnéticamente para saber si el contrario ya había logrado abrir
brechas.
En la nueva ofensiva de febrero de 1942 el Afrikakorps avanzó cientos de
kilómetros, destrozó los bastiones de Bir Hacheim, defendidos por franceses y
judíos, y dio un terrible golpe al capturar el puerto de Tobruk (junio 21), donde
hizo 33.000 prisioneros.
Cuando se enteró de eso, Churchill no lo quería creer. Dice que fue uno de los
días más negros de la guerra.
Rommel fue ascendido a Mariscal.
Pero el Afrikakorps tenía un talón de Aquiles: el abastecimiento, que le seguía
fallando.
El regimiento alemán de reparaciones 548 rehabilitaba rápidamente tanques y
camiones, pero había llegado al límite de lo posible.
El mariscal Kesselring quería que se capturara la isla de Malta, en el
Mediterráneo, para asegurarle el abastecimiento al Afrikakorps. Con vistas a
eso la isla fue intensamente bombardeada por la aviación alemana, que retiró
aviones del frente soviético y realizó 5.807 misiones de bombardeo.
El general Student (que tiempo antes había capturado con paracaidistas la isla
de Creta) ya tenía preparada una unidad de paracaidistas que iniciarían el
asalto. Detrás de ellos llegarían setenta mil italianos en barcos. Pero Hitler
había visto a Mussolini muy titubeante, y le dijo al general Student: "¿Pero, y
luego? Puedo asegurarle que lo que sucedería luego sería que la flota británica
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