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INFILTRACIÓN MUNDIAL
humanos que trataban de salvarse de la metralla que silbaba en torno a ellos,
aquellos pedacitos de hiero al rojo vivo que lo arrasaban todo".
Cuando de pronto cesó la lluvia de granadas, los alemanes gritaron: “¡Manos
arriba!”. Unos se rendían, otros combatían, y al final la trinchera fue tomada.
La contraofensiva alemana tuvo éxito. El primer ejército de Von Kleist logró
enlazar con el 6º, que se hallaba en grave situación, y entonces los papeles
quedaron invertidos: los ejércitos soviéticos 28º, 6º y 58º fueron súbitamente
encerrados en un cerco de fuego. Ahora ya no trataban de avanzar, sino de
romper el cerco.
De aquellos desesperados esfuerzos da una idea el relato que hizo el general
Lenz, comandante de la primera división alpina alemana: "A la luz de millares
de proyectiles luminosos blancos las columnas rusas atacaron a las líneas
alemanas. Las órdenes de los comandantes v comisarios incitaban a los
batallones. Los soldados rusos caminaban hacia la muerte. Sus gritos
resonaban horrendos por la noche.
“- Fuego -“ ordenaban los cabos alemanes a sus tiradores de ametralladoras y
de los cañones de campaña. Cayeron las primeras olas. Y entonces los rusos
giraron hacia el norte. Pero ahí se tropezaron con los cerrojos de los cazadores
alpinos. Sin tener en cuenta las elevadas bajas que sufrían, los rusos
continuaron su avance hacia las líneas alemanas. Llegaron a unos cien metros
de las posiciones alemanas. Eso fue todo.
"A la noche siguiente se repitió la escena. Esta vez los soldados rusos eran
apoyados por varios T-34. Los soviéticos habían abusado del vodka. ¿De
dónde si no habían de sacar aquellos desdichados el valor para lanzarse
directamente a la muerte?
"Cuan do un punto de apoyo alemán era rebasado por los rusos (y luego
recuperado por nosotros) solamente encontrábamos cadáveres alemanes con
el cráneo partido, cadáveres mutilados. La lucha era de una crueldad
inconmensurable. Una ruta de la muerte.
"Al tercer día los rusos desistieron de proseguir sus ataques (para romper el
cerco). Los dos comandantes supremos del 6º y del 57º ejércitos soviéticos,
generales Gordognianskij y Podlas, así como sus oficiales de Mayor habían
caído en el campo de batalla. Había terminado la gran batalla. Timoschenko
había sido derrotado".
Cayeron prisioneros 239.306 soldados soviéticos, 2.026 tanques y 1.249
cañones, además de una enorme cantidad de abastecimientos, proyectiles y
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