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INFILTRACIÓN MUNDIAL
lleno de sopa. Me quedé sin comida. Pero nunca había experimentado un
miedo tan intenso como ahora…”
El final para los soviéticos copados se acercaba. Habían roto varias veces el
cerco, pero otras tantas había sido cerrado nuevamente. El grueso de dos
ejércitos soviéticos, que dos meses antes parecían ya triunfantes, fue aplastado
y su derrumbe final se consumó el 18 de febrero.
Todo el sector central del frente alemán se había salvado. Model fue ascendido.
TRES MESES ANTES UN TITUBEO DE HITLER.
Hitler había especificado en el plan barbarroja que el objetivo número uno de la
invasión de la URSS era la captura de Leningrado, en el sector norte.
De esa manera, decía, los ejércitos 18º y 4º blindado, quedarían libres para
reforzar después el sector central y capturar Moscú. Leningrado se convertiría
en un gran centro marítimo de abastecimientos y auxiliaría las rutas terrestres.
Un estratego veterano, como el Mariscal Von Rundstedt, y un general de la
nueva generación, como Guderian, estuvieron de acuerdo en que ese plan era
acertado. El Alto Mando de la marina, a cargo del Almirante Reader, vio con
entusiasmo ese proyecto y varias veces insistió en que se llevara a cabo.
La ofensiva hacia Leningrado se inició con tres ejércitos: el 16º del general
Busch, el 18º de Von Küchler (que había tomado París) y el 4º blindado del
general Hoeppner, con 750 tanques. Estos tres ejércitos se hallaban
subordinados al mariscal Ritteer Von Leeb.
Los tres rompieron el frente soviético en varios puntos, hicieron pequeños
cercos de aniquilamiento y sacaron de equilibrio a los ejércitos soviéticos que
se les enfrentaban. La 3ª división motorizada SS “Totenkopf” empujó sin tomar
en cuenta las graves bajas que sufría, arrolló el flanco del 34º ejército ruso y
abrió una gran brecha. En diez días de combate la "Totenkcpf" perdió el 33% de
sus tropas, pero los rojos fueron sacados de sus fortificaciones y obligados a
replegarse en derrota.
E-n pocas semanas se creó una situación sumamente favorable para capturar
Leningrado. El cuerpo de ejército blindado del general Reinhardt (que se había
distinguido en la campaña de Francia) quería avanzar con sus tanques
directamente hacia Leningrado. Pero el Mariscal Von Leeb titubeó, tuvo
temores y le ordené detenerse. Reinhardt anotó: "un nuevo aplazamiento.
¡Horrible! La ocasión que deseamos la hemos perdido".
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