INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 151

INFILTRACIÓN MUNDIAL su camarilla judía…Toda ella puso su bajeza diabólica al servicio suyo y Roosevelt le dio la mano". Mientras tanto, la ofensiva soviética parecía incontenible. El frente alemán en la URSS se hallaba casi fuera de equilibrio. CRISIS EN EL ALTO MANDO ALEMAN. El general Brauchitsch, comandante del ejército, había recorrido el frente y estaba deprimido y enfermo. No veía ninguna solución y pidió ser relevado. Tiempo antes había distraído parte de su tiempo en conferencias con los conspiradores y en planes para derrocar a Hitler. El general Franz Halder, jefe del Estado Mayor General, había tenido una actuación parecida a la de Brauchitsch y también estaba deprimido. Aconsejó una retirada general, profunda, de por lo menos quinientos kilómetros. Halder, de altos estudios, estrictamente lógico, veía en Hitler a un "cabo intuitivo" que se perdía en "especulaciones metafísicas". Hitler veía en Halder a un hombre conocedor de muchos detalles, pero sin fe y sin carácter. Entre ambos se estableció un largo forcejeo. Hitler asumió entonces el mando supremo del ejército y ordenó que no hubiera retirada: "Con este frío y la nieve y las carreteras heladas-dijo- abandonarán primero las armas pesadas y luego las ligeras y finalmente arrojarán los fusiles. Y al final no, quedará nada. ¡No! Los nudos de comunicaciones y los centros de avituallamiento deben ser defendidos como fortalezas. La tropa ha de clavarse a la tierra, enterrarse y no retroceder ni un solo paso.” Juzgando esa decisión años después, muchos generales coinciden en que fue un acierto, "uno de los grandes aciertos de Hitler", afirma el general Tippelskirch. El general Blumentritt agrega: "El encarnizamiento fanático de Hitler, su voluntad irreductible, impuesta a las tropas, de mantenerse en sus posiciones a toda costa, fue sin duda un factor beneficioso". Una retirada habría sido un desastre, afirma. Pero en el momento de la crisis Hitler tuvo que imponerse a la opinión de varios estrategos de carrera. La intuición de un cabo esteba superando, de un golpe de vista, los conocimientos de doscientos años de academia. El general Hoeppner, comandante del 4º ejército blindado, no era infiltrado, pero recalcaba que Hitler sólo había sido cabo en la primera guerra mundial, y esa desconfianza la cultivaba el Movimiento de lnfiltración, que tres años antes atrajo a Hoeppner temporalmente hacia un plan subversivo. Con los triunfos en diversos frentes Hoeppner cobró confianza en Hitler, pero durante la crisis del 151