INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 148
Salvador Borrego
El general Eduard Wagner, intendente del Ejército, y el general Thomas del
Departamento de Guerra Económica, habían preparado equipo de invierno sólo
para una quinta parte de los ejércitos en acción. Ambos daban la explicación de
que no se había contado con una campaña invernal, lo cual era cierto. Pero
ambos colaboraban con los conjurados. ¿Hasta dónde era imprevisión
involuntaria lo que estaba ocurriendo? ¿Y hasta dónde influía el hecho de que
su atención se hallara dividida entre sus deberes militares y su participación en
los planes para derrocar a Hitler?
Eso no se he podido evaluar claramente. Pero existen muchos síntomas de que
hubo negligencia en la dotación del equipo de invierno. Los finlandeses se
sorprendían de que las botas alemanas de invierno tuvieran clavos, a través de
los cuales los pies perdían calor. Esa deficiencia en especialistas alemanes
parecía inconcebible. Las botas para la nieve seguían siendo ajustadas a la
medida del pie, como las de verano, y no dejaban lugar para empalmar
calcetines. Los rusos usaban botas dos números más grandes, a fin de
rellenarlas de paja o lana. Y nada de esto era un secreto. Se tenían abundantes
informes de las temperaturas que imperaban durante el invierno en Rusia. ¿Por
qué, pues, no se habían tomado precauciones?
Ciertamente Hitler no había creído en una campaña de invierno, pero se
quejaba de que el Estado Mayor hubiera omitido preparativos de emergencia.
En aquel momento todo era atribuible a imprevisión, pero de haberse conocido
las actividades secretas a que se dedicaban Wagner y Thomas, seguramente
se les hubiera llevado a un consejo de guerra como presuntos autores de
sabotaje.
De todos modos, el avance continuaba, aunque muy lentamente venciendo
enormes obstáculos.
El 12 de noviembre la temperatura era de 29 grados centígrados bajo cero.
A fines de noviembre los alemanes formaban un semicírculo a cuarenta y
cincuenta kilómetros de Moscú.
El mariscal Von Bock, enfermo, dejó el mando en manos del general Von Kluge.
Entretanto, en las unidades soviéticas aumentaba el número de desertores…En
los koljoses (ejidos colectivos) los rusos empezaban a revelarse contra los
comisarios y se apoderaban de los comestibles.
Al norte de Moscú dos regimientos soviéticos, de la 44ª división de caballería
mongol, llegaron de refuerzo y fueron destrozados.
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