INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 126
Salvador Borrego
La tropa se lanzaba así sobre un enemigo mortal, no sólo de Alemania, sino del
mundo entero, de toda la civilización de dos mil años de existencia.
La tropa se lanzaba así a las batallas más grandes de la historia sin saber que
a sus espaldas, vistiendo el mismo uniforme, con las franjas amaranto del
Estado Mayor, había un puñado de enemigos quizá más peligrosos que el
enemigo identificado del campo de batalla, pues se ocultaba bajo las mismas
insignias y la misma bandera de la swástica.
La tropa se lanzaba así a una lucha mortal de cuatro años más, sin sospechar
que un puñado de enemigos ocultos los veía marchar desde la retaguardia y los
estaba apuñalando por la espalda.
Ese mismo día el Presidente Roosevelt hacía anunciar a su subsecretario
Welles que "Estados Unidos apoya a la URSS porque es una democracia
agredida", y ordenaba a Harry Hopkins que volara a Moscú a ver qué era lo que
más urgentemente necesitaba el Ejército Rojo. Ocho días después el enviado
de Roosevelt se presentaba en el Kremlin a ofrecer el apoyo norteamericano,
todo esto a espaldas de la opinión pública de Estados unidos, que no había
sido consultada sobre el particular.
Durante los primeros ocho días de combate ya Stalin se había formado una
idea muy realista de la situación y le dijo al representante de Roosevelt que sólo
había una manera de vencer a Hitler: "que Estados Unidos entrara en la
guerra". Roosevelt también creía lo mismo. El régimen soviético tenía tantas
debilidades intrínsecas que pese a su superioridad numérica no podía salvarse
por sí mismo del ataque alemán. Desde luego Roosevelt empezaba a subsidiar
al ejército rojo con armas y abastecimientos por valor de diez mil ochocientos
millones de dólares, pero además estaba haciendo ya todo lo posible para que
el país entrara en la contienda. Pocos días antes había ordenado -en un acto
de guerra no declarada contra Alemania- que tropas americanas auxiliaran a
Inglaterra en la ocupación de Islandia y que la flota americana le ayudara a
cazar submarinos alemanes.
Aviones, tanques, cañones, locomotoras, camiones, furgones, gasolina y
víveres americanos comenzaron inmediatamente a ser embarcados rumbo a la
URSS. Quienes se oponían a esta política de Roosevelt no eran elogiados
como pacifistas, sino infamados como "aislacionistas" o "quintacolumnistas".
Todo intento para conservar a Estados Unidos fuera de la guerra era
presentado por la propaganda como un delito.
LOS SECRETOS DE LA URSS ERAN IMPENETRABLES.
En la franja fronteriza de la URSS (sobre territorio quitado a Polonia y a
Rumania) aguardaban el ataque alemán 160 divisiones bolcheviques, y otras
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