categoría amateurs de un sitio pornográfico, la víctima decidió acercarse
a las autoridades, soportando todos los comentarios ofensivos que le
realizaban, concluyó que denunciar era la manera adecuada para que
de una vez por todas pudieran limpiar su nombre e imagen, también con
esto poder evitar que varias mujeres fueran víctimas de esta modalidad.
La entidad encargada de delitos informáticos del CTI se encargó de
eliminar el contenido de la página, pero no consiguieron eliminar el video
de la red móvil, una de las conclusiones a las que se pudo llegar sobre el
caso es que la joven en cuestión fue víctima de trata virtual, ya que
gracias a su cara y cuerpo una página de internet se lucraba
comercializando su imagen, lo cual permitía satisfacer al receptor del
video, también se habló de la hipótesis de que esta material haya sido
emitido por su expareja sentimental, ya que el individuo que lo subió a la
red tenía una clara intención de hacer daño a la joven y como era una
grabación con alto contenido explicito los únicos poseedores de dicha era
ella y su exnovio.
Difundir también es delinquir
“Una mujer no puede dejar de vivir
su sexualidad libremente”, dice la
abogada Claudia Molina. De
todas formas esto no quita que no
se deba tener cuidado y
precauciones con información
privada, ya que hoy en día nada
esta exento de un posible hackeo,
esto se ve en que ningún software
es invulnerable.
Luego de haber sido víctima de un
ciberdelincuente se puede
concluir que no solo es culpable
de un delito de acoso el que publica el video sino que también cada
individuo que se dispone a compartirlo y de esta forma difundirlo, es en
parte culpable del daño provocado a la víctima, después de pasar de un
evento tan desagradable como este, es muy difícil volver a poseer la