Pero sin duda el mayor reto fue la apertura de la educación preparatoria para darle continuidad al proyecto.
Creo en nuestros alumnos del bachillerato y lo han demostrado en muchas actividades, pero sobre todo lo han demostrado en el día a día por ganarse un lugar de respeto y de trabajo en el quehacer cotidiano; los veo contentos llegar a clase, acudir al laboratorio, utilizar de manera experta la tecnología, tener sueños y proyectos, disfrutar de las clases, gozar con su taller de guitarra y fotografía en un ambiente sano que los eleva al logro de sus objetivos.
El pasado 17 de noviembre en el marco del acto cívico para recordar el 107 aniversario de la revolución mexicana por primera vez estuvimos los 4 niveles reunidos en la plaza cívica para un acto académico. Fue extraordinario, los niños de preescolar y primaria tuvieron (como siempre) una atención y un comportamiento ejemplar; los de 2º de secundaria nos presentaron un acto cívico extraordinario en todos los sentidos y los chicos de secundaria que no participaron se portaron a la altura del evento.
Los jóvenes de bachillerato presentaron su banda de guerra que acompañó el acto de una forma increíble (parecía que no tenían un mes de ensayo) otros jóvenes tomando fotografías y los que estaban como espectadores con un comportamiento ejemplar.
Esa mañana, ese espacio de media hora logró conjuntar muchos años de trabajo de mucha gente y créanme que me sentí muy emocionado y orgulloso de la institución que me honro dirigir.
Me confirmó una vez más que si miramos juntos todos los que nos vemos involucrados hacia el mismo punto en el proceso educativo de sus hijos los resultados siempre serán positivos.
Pero me fui más allá en mi orgullo y satisfacción, al pensar que si en manos de jóvenes como los del INEDI está el futuro de nuestra sociedad, podemos estar tranquilos.
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