ILUSTRADA MAGAZINE | Page 14

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SIN REGLAS, MODA EN EL SIGLO XXI

Por Camila Hurtado

​Hace un tiempo atrás ciertas combinaciones y estilismos estaban completamente prohibidos dentro de los confines de la moda. Mezclar puntos con cuadros, líneas con triángulos, usar rosa y rojo, más un sin fin de combinaciones que en la actualidad se han convertido en statements de estilo para quien los usa.

La evolución en las tendencias y la constante versatilidad de la industria ha llevado a aceptar e incluso llevar los ex crímenes de estilo. Es más, lo Kitsch, aquello donde varias tendencias -Aunque disonantes- se unen en un solo look para darle una personalidad extravagante y en contra vía de lo que se considera estético, sale a relucir como una nueva manera de arriesgarse y mostrar una personalidad exuberante y segura de sí desde el vestuario.

Sin embargo, esta ruptura con el “buen gusto” no es tema nuevo; incluso, podría verse como una constante a lo largo del tiempo, como un quiebre de lo conocido para dar una nueva mirada a los parámetros de estilo. Por ejemplo, el cambio de lujosos e incómodos vestidos, a suits y jeans, quebró por completo el imaginario de buen gusto y posicionó las prendas, consideradas exclusivas para el género masculino, como infaltables en el armario femenino.

Diseñadores como Christopher Kane y grandes marcas como Balenciaga también vienen demostrando una mirada diferente ante ante lo estéticamente correcto ( si podemos generalizar entre lo que está bien visto y no), utilizando los difamados crocs como parte del calzado de sus colecciones declarándolos como una pieza ligera, cómoda y, aunque nos duela aceptarlo, a la moda para ciertos círculos sociales.

Jeremy Scott también es uno de los grandes diseñadores que apunta a salirse del molde, utilizando sensuales diseños femeninos para convertirlos a través de sus estridentes estampados y diversidad de texturas, en una obra que sobresale por su estilo anti estético.

Ejemplos como los anteriores abundan entre la industria, sin embargo, todos dejan en claro que el concepto buen gusto es un término con límite difuso, regido bajo la subjetividad de quién lo mire y con una esencia libre de reglas que ha sacudido y transformado los últimos años el mundo textil.