IDIO 1 | Página 4

EDITORIAL

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Hay personas que no entienden quizá que uno pueda llevar dentro una pluralidad de asuntos tan aparentemente disímiles. Pero esa soy yo, por dentro y por fuera; no me da para quedarme quieta.

Todo esto me hace pensar en Édgar Alfredo Gómez Menicagli. Ese es el nombre verdadero de Marcelo Cezán. Yo tampoco lo sabía hasta este momento. Si no saben quién es Marcelo Cezán, no hay rollo. Lo que quiero expresar de él es sencillo. Recuerdo claramente un día en el que Marcelo Cezán salió en una telenovela, años después de que su canción “Nueve semanas y media” había llegado a la fama (ya se les va a pegar esa canción y solo se saben una partecita. Soy cruel, lo sé). Mi madre miró el televisor y dijo “Jm… a este ya le dio por actuar.” Es uno de los momentos más equis de mi historia y, sin embargo, lo recuerdo con frecuencia y nitidez porque creo firmemente que no porque desconozcamos la totalidad de los gustos, talentos o deseos de una persona debamos limitar sus alcances. Quizá Marcelo (o Édgar) siempre quiso actuar y cantar, y simplemente una cosa “estalló” antes que la otra. ¿Quién es mi mamá para decir que Marcelo no puede actuar? Déjelo. ¿Acaso es Jaider?

¿AL DENTE?