Identidades Número 1, Febrero 2014 | Page 9

Reivindicación del totí clase y género en Cuba y el mundo José Hugo Fernández Escritor y periodista La Habana, Cuba S i efectuaran una encuesta para establecer cuál fue el material audiovisual más visto en La Habana durante el año 2013, es probable que se lleve las palmas uno que últimamente ha estado pasando de mano en mano mediante memorias flash, con dos reportajes de origen incierto sobre casos de corrupción entre trabajadores y funcionarios estatales de modesto nivel. Muy en particular despierta comentarios el dedicado al subdirector económico de la Empresa de Servicios Comunales en el municipio Habana Vieja, quien en complicidad con otros administrativos y empleados logró malversar, fácilmente y a lo largo de varios años, más de 30 millones de pesos. Dentro del proceso de enfrentamiento a la corrupción administrativa que ha venido desarrollándose en Cuba después que Fidel Castro traspasara la jefatura del régimen a su hermano, este caso es acaso el único en que las pruebas del delito cometido por un representante corrupto del Estado encuentran resonancia mediática de tanto alcance entre la población. No se ha reconocido que la publicación del material fuera ordenada por el gobierno, pero queda explícito que encargó su factura. Y también parece claro que es el mayor beneficiario del gran impacto que produce entre la gente, lo cual lleva a conjeturar que aun cuando estuviese rodando en forma digamos clandestina, su divulgación pudo ser dirigida secretamente desde arriba. Contradiciendo lo que ha visto, colige y comenta en masa el cubano de a pie, la Controlaría General de la República insiste en declarar públicamente que la corrupción se manifiesta principalmente entre los dirigentes de nivel bajo e intermedio y que los casos más frecuentes se asocian a incumplimientos de lo implementado por la dirección del régimen. Mientras, los más conspicuos corruptos de cuello blanco y los grandes jerarcas políticos y militares continúan haciendo y deshaciendo a su antojo, sin que haya ley ni control que les afecte y sin que sus delitos (los pocos que son castiga