El vehículo de prosperidad como resultado de la
integración al mundo, la transparencia informativa, la promoción y facilitación de la creación de
la sociedad civil y de una lenta, pero más firme
constitución del Estado de Derecho, serían el mejor expediente para ir sacando a la nación de la
deriva hacia la ilegalidad y la desconfianza en el
orden institucional a la que la ha conducido el presente militarismo. Sería un trabajo difícil y sostenido, de muchos años, con lógicos altibajos y
hasta retrocesos, pero de alguna manera ayudaría
a reconstruir el tejido social, la autoestima y el deseo de crearse un futuro en nuestro pueblo.
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