Trauma y desamparo social. Un
reto para la Cuba del futuro
clase y género en Cuba y el mundo
Eleanor Calvo Martínez
Directora del Observatorio Ciudadano contra la Discriminación (OCD)
La Habana, Cuba
L
a imagen de Cuba que las autoridades se
han empeñado en vender al mundo es la de
un país incluyente, modelo de justicia y
equilibrio social. Hay que reconocer que los gobernantes cubanos, tan ineficaces e ineficientes
para cumplir sus compromisos, planes y responsabilidades, han demostrado envidiable habilidad
para convencer a amigos e incluso a ajenos de
que, a pesar de las carencias económicas, nuestro
país sigue siendo un espacio de igualdad donde
no hay lugar al desamparo social.
Aunque muchas personas e instituciones en el
mundo continúan percibiendo a Cuba como un
país donde la justicia social es un aliciente frente
a las recurrentes penurias económicas, la crisis
profunda de un modelo en irreversible fracaso ha
hecho aflorar los más grandes traumas sociales y
vivenciales sin que el gobierno ni la sociedad encuentren respuestas coherentes en los marcos del
sistema actual.
La inviable gestión económica de un régimen
que, a fuerza de voluntarismo y destructivo monopolio, ha causado la depauperación casi total de
nuestro cuerpo económico y convertido a Cuba en
una nación dependiente, tanto de una particular
relación comercial con su sempiterno enemigo
político (Estados Unidos) como del subsidio multimillonario de su coyuntural aliado.
Tantos años de crisis sin soluciones, junto a la deplorable gestión de un gobierno que hace mucho
tiempo rompió su contrato con la sociedad, han
generado numerosos bolsones de miseria por toda
la isla y un cuadro de evidente desigualdad social,
donde un pequeño segmento de la sociedad se
mueve de la co [