Identidades Numero 4, Diciembre 2014 | Page 80

“Belleza Otra” respecto al canon de representación occidental. (Figuras 3a, 3b, 3c) Fig. 3a.Teodoro Ramos Blanco. 1935. “Vida Interior”. Talla directa en mármol Fig. 3b.Jaime Wall. Dibujo 1927. “Cabeza de Negro” Carboncillo-cartulina No obstante, la temática negra conserva cierta visión pintoresca, identificada con el humor, la burla y el choteo como parte del estereotipo identitario de compatibilidad con el componente social de etapa histórica y contexto marcadamente adverso para la población negra cubana, que de algún modo lograría reflejarse en el arte. La revolución Al triunfo de la revolución de 1959, Cuba se universalizó como nación. Los ojos del mundo estaban sobre ella y seguían, con horror, ilusión o escepticismo, los acontecimientos en la remota isla caribeña que creía poder transformar el estado normal de las cosas. El nuevo sistema de gobierno y de vida irrumpió mostrando una y otra vez su originalidad y autonomía; se pronunció con leyes que contemplaban la igualdad y la integración racial, pero en realidad aún persistía el prejuicio contra las prácticas religiosas de origen africano, que eran vistas con escepticismo y sometidas a ciertas supervisiones. Los productos ceremoniales solo se obtenían en el mercado subterráneo y otras restricciones regulaban la asistencia de menores de edad y controlaban a los participantes proclives a hechos 80 delictivos y los focos de guapería, machismo y otras formas de marginalidad. La relectura del pasado de la nación y la fuerte carga de futuridad propuesta por el discurso polí- Fig. 3c. Agustín Cárdenas 1956. S/t. Talla directa en Madera tico enfrentaba la difícil tarea de crear una nueva cultura, que formulaba la diferencia opuesta drásticamente al capitalismo imperante, pero necesitaba cambiar los contenidos y, con ellos, las formas de expresión de una identidad cultural gestada en el contexto de la República, donde la cultura artística, literaria y política, gracias a su vocación nacionalista, devoción social y autonomía de pensamiento y acción, generó una huella conceptual identificada en gran medida con la visión del héroe nacional José Martí, como parte consustancial de un entramado cultural de esencia liberal. Desde el primer Salón Anual de la Plástica (1959) y a lo largo de la década del 60 se montan exposiciones retrospectivas de los maestros de la vanguardia plástica cubana. Esta noción de continuidad sirvió para que la plástica se adentrara más emancipada en la nueva situación y propició un camino de experimentación productiva ajustada a las nuevas circunstancias. La influencia de la locución neofigurativa y de los lenguajes internacionales del arte conformó una poética liberadora del ímpetu subjetivo, indagadora de una parte de la conformación identitaria y