no solo han confundido el rumbo, sino que carecen de voluntad y capacidad para abrir plenamente las vías de desarrollo y progreso social.
Un cambio profundo en Cuba es necesario y es
por eso que quienes abrazamos y defendemos el
liberalismo vemos en él un camino viable y seguro para el pueblo cubano. Por eso que trabajamos hasta el cansancio en la búsqueda de unificar
a los ciudadanos para sensibilizarlos con las ideas
de cambio y propiciar así la aparición y consolidación de sectores dentro de la sociedad civil en
la búsqueda de una transición sin violencia hacia
una salida democrática.
La llegada a Cuba de un sistema verdaderamente
democrático dependerá de nuestra influencia y
participación en la vida política, de manera pacífica, evitando acrecentar el dolor y el temor del
pueblo cubano en la transición.
Sea como fuere, la fase de cambio derivará de la
capacidad de trabajo de las fuerzas democráticas,
su liderazgo y negociación, así como del planteamiento estratégico.
Actualmente Cuba es un país extremadamente
pobre en el orden económico, con instalaciones
industriales obsoletas, altos niveles de desempleo
y disciplina laboral desvalorizada.
Además de los altos niveles de corrupción y malversación; la población está llena de odios y deseos reprimidos por más de medio siglo.
Llegado el momento, los liberales trabajaremos
para que las distintas iniciativas por una democracia sean resultado del consenso entre las fuerzas
políticas de la modernidad y con respeto a la soberanía de la nación cubana.
Creemos fehacientemente que la divulgación y
puesta en práctica de las ideas liberales en Cuba
llevará a un comportamiento ciudadano responsable, basado en la disciplina social.
Los liberales cubanos abogamos por que la transición a la democracia sea de la