Las bases liberales
de la política en Cuba*
en Cuba
Fernando Palacio Mogár
Presidente del Partido Liberal Nacional Cubano
La Habana, Cuba
64
H
ablar sobre las ideas liberales hoy en
Cuba encarna un gran reto como proyecto para la sociedad. En primer lugar,
la gran propaganda mediática se enfila contra
ellas y presentan al liberalismo solo como una estrategia económica, de un grupo minoritario de
poderosos y burócratas, encaminada a enriquecerse ellos y aplastar, explotar y empobrecer a los
más débiles. Sin embargo, el liberalismo es la tradición política de Cuba.
Penuria y analfabetismo, desigualdades e injusticias son algunas de las supuestas consecuencias
que se derivan de la aplicación del liberalismo,
pero la realidad ha demostrado que puede contribuir a resolver el gran problema que enfrenta la
nación cubana desde hace más de 50 años. La
economía de mercado es un elemento primario,
que vemos como el remedio eficaz para salir de la
actual situación. Quienes atacan el liberalismo,
tanto dentro como fuera de Cuba, no han reconocido que diversos países, a raíz de haber implementado y guiado tanto su economía como su política sobre la base de las ideas liberales, se han
visto favorecidos con el crecimiento constante de
su economía.
Tenemos por ejemplo a Perú, que por más de 20
años ha mostrado el ascenso en flecha de sus datos de desarrollo económico.
Para quienes defendemos esta corriente política
en Cuba, es importante estudiar el Manifiesto Liberal de Oxford y la Agenda Liberal para el Siglo
XXI. Aquí encontramos la esencia de nuestras
ideas en postulados claros y profundos, que brindan una auténtica visión del pensamiento liberal
moderno. La extensa obra de esta corriente política concierne a los liberales cubanos de hoy. El
papel del mercado y los principios y postulados
del pensamiento liberal nos colocan frente al
desafío de defender el liberalismo dentro de
Cuba. Hoy los cubanos somos víctimas de una total intromisión del Estado en nuestras vidas y nos
afecta la toma de sus decisiones erráticas. La experiencia demuestra que sería muy beneficioso
implantar la división de poderes, para que quienes
tomen decisiones que afecten a la comunidad estén más cerca de los afectados. Esa proximidad
suele traducirse en mejores formas de gobierno.
Se trata de que los poderes públicos no sean más
que los necesarios y que la rendición de cuenta
sea más sencilla y transparente.
Las circunstancias actuales de los cubanos son
muy desfavorables para el ejercicio de sus derechos y su desarrollo como ciudadanos. Hay serias
limitaciones a la difusión y aplicación de ideas;
persiste un analfabetismo democrático de la sociedad en general, pero hay mayores demandas de
cambio, un creciente malestar social y una pérdida creciente de legitimidad de las autoridades.
El mismo proceso de ajustes emprendido por el
gobierno ha terminado por convencer a la gente
de las políticas erráticas y concepciones inapropiadas para crear y sostener el bienestar del país.
Al mismo tiempo, la naturaleza limitada de los
cambios refuerza la visión de que las autoridades