Identidades Numero 3, Septiembre 2014 | Page 64

Las bases liberales de la política en Cuba* en Cuba Fernando Palacio Mogár Presidente del Partido Liberal Nacional Cubano La Habana, Cuba 64 H ablar sobre las ideas liberales hoy en Cuba encarna un gran reto como proyecto para la sociedad. En primer lugar, la gran propaganda mediática se enfila contra ellas y presentan al liberalismo solo como una estrategia económica, de un grupo minoritario de poderosos y burócratas, encaminada a enriquecerse ellos y aplastar, explotar y empobrecer a los más débiles. Sin embargo, el liberalismo es la tradición política de Cuba. Penuria y analfabetismo, desigualdades e injusticias son algunas de las supuestas consecuencias que se derivan de la aplicación del liberalismo, pero la realidad ha demostrado que puede contribuir a resolver el gran problema que enfrenta la nación cubana desde hace más de 50 años. La economía de mercado es un elemento primario, que vemos como el remedio eficaz para salir de la actual situación. Quienes atacan el liberalismo, tanto dentro como fuera de Cuba, no han reconocido que diversos países, a raíz de haber implementado y guiado tanto su economía como su política sobre la base de las ideas liberales, se han visto favorecidos con el crecimiento constante de su economía. Tenemos por ejemplo a Perú, que por más de 20 años ha mostrado el ascenso en flecha de sus datos de desarrollo económico. Para quienes defendemos esta corriente política en Cuba, es importante estudiar el Manifiesto Liberal de Oxford y la Agenda Liberal para el Siglo XXI. Aquí encontramos la esencia de nuestras ideas en postulados claros y profundos, que brindan una auténtica visión del pensamiento liberal moderno. La extensa obra de esta corriente política concierne a los liberales cubanos de hoy. El papel del mercado y los principios y postulados del pensamiento liberal nos colocan frente al desafío de defender el liberalismo dentro de Cuba. Hoy los cubanos somos víctimas de una total intromisión del Estado en nuestras vidas y nos afecta la toma de sus decisiones erráticas. La experiencia demuestra que sería muy beneficioso implantar la división de poderes, para que quienes tomen decisiones que afecten a la comunidad estén más cerca de los afectados. Esa proximidad suele traducirse en mejores formas de gobierno. Se trata de que los poderes públicos no sean más que los necesarios y que la rendición de cuenta sea más sencilla y transparente. Las circunstancias actuales de los cubanos son muy desfavorables para el ejercicio de sus derechos y su desarrollo como ciudadanos. Hay serias limitaciones a la difusión y aplicación de ideas; persiste un analfabetismo democrático de la sociedad en general, pero hay mayores demandas de cambio, un creciente malestar social y una pérdida creciente de legitimidad de las autoridades. El mismo proceso de ajustes emprendido por el gobierno ha terminado por convencer a la gente de las políticas erráticas y concepciones inapropiadas para crear y sostener el bienestar del país. Al mismo tiempo, la naturaleza limitada de los cambios refuerza la visión de que las autoridades