Identidades No 5, Abril, 2015 | Page 95

que divide a los ciudadanos inquietos y a los intelectuales con criterio de los activistas pro democracia ha impedido que los malestares y rechazos se conviertan en demanda frontal de cambio. Varias plataformas de la sociedad civil independiente y cultores representativos del hip hop hemos construido una ejemplar alianza de solidaridad y colaboración sustentada en los valores y compromisos que compartimos. En el camino insoslayable de la conexión con la sociedad, organizaciones como el Comité Ciudadanos por la Integración Racial, el Proyecto Nuevo País y el Observatorio Ciudadano contra la Discriminación, junto con varios grupos y solistas del movimiento, hemos colaborado en varias campañas y jornadas culturales, por ejemplo, para conmemorar el Día Mundial contra la Discriminación, que se celebra cada 21 de marzo, o para animar la inauguración de nuestros principales eventos académicos. Los raperos cubanos también nos han acompañado con su aporte artístico trascendental en campañas contra la violencia y el racismo. Esta colaboración ha trascendido incluso nuestras fronteras, porque juntos participamos en el evento académico-cultural de marzo de 2014 en Miami, patrocinado por la Plataforma de Integración Cubana, la Cuban Soul Fundation y el Miami-Dade College, así como en la exitosa jornada cultural de septiembre de 2014 en Pittsburgh. En diciembre de 2013, los raperos cubanos tuvieron que manifestarse públicamente ante las autoridades culturales para defender la celebración del festival Puño Arriba. Junto a ellos también estuvieron los líderes del movimiento antirracista cubano. A pesar de los obstáculos, las dificultades e incomprensiones, la criminal indolencia e intolerancia del alto liderazgo de La Habana, el hip hop cubano se ha erigido en conciencia crítica de una sociedad convulsa, traumatizada y abocada a trascendentales transformaciones. Mientras persista en Cuba el sistema de la censura, el acriticismo autocomplaciente, el clientelismo y la interesada simulación, es posible que los representantes genuinos de este movimiento prosigan sin tener acceso a los medios de difusión y a los espacios culturales oficiales, pero cada cubano, cada joven que escuche su poesía descarnada, realista y profunda, quedará convencido de que los problemas, inquietudes y esperanzas que a todos nos conmueven y motivan no han sido totalmente silenciados. Los raperos cubanos siguen siendo la voz de un pueblo sin voz que se niega a perder la esperanza. No debemos perder la oportunidad de reconocer a los raperos cubanos; por su firmeza consecuente son abanderados de la dura lucha en aras de la igualdad y la justicia, tantas veces prometidas y por tanto tiempo negadas. Al escuchar con qué valentía y sensibilidad puede ser dibujada y cuestionada la realidad presente, quedamos convencidos de que nuestras voces han sido acalladas por un tiempo, pero que nuestras conciencias jamás podrán ser adormecidas totalmente. Así lo ha demostrado el hip hop cubano. 95