que divide a los ciudadanos inquietos y
a los intelectuales con criterio de los
activistas pro democracia ha impedido
que los malestares y rechazos se conviertan en demanda frontal de cambio.
Varias plataformas de la sociedad civil
independiente y cultores representativos
del hip hop hemos construido una
ejemplar alianza de solidaridad y colaboración sustentada en los valores y
compromisos que compartimos. En el
camino insoslayable de la conexión con
la sociedad, organizaciones como el
Comité Ciudadanos por la Integración
Racial, el Proyecto Nuevo País y el Observatorio Ciudadano contra la Discriminación, junto con varios grupos y
solistas del movimiento, hemos colaborado en varias campañas y jornadas
culturales, por ejemplo, para conmemorar el Día Mundial contra la Discriminación, que se celebra cada 21 de marzo, o para animar la inauguración de
nuestros principales eventos académicos.
Los raperos cubanos también nos han
acompañado con su aporte artístico
trascendental en campañas contra la
violencia y el racismo. Esta colaboración ha trascendido incluso nuestras
fronteras, porque juntos participamos en
el evento académico-cultural de marzo
de 2014 en Miami, patrocinado por la
Plataforma de Integración Cubana, la
Cuban Soul Fundation y el Miami-Dade
College, así como en la exitosa jornada
cultural de septiembre de 2014 en Pittsburgh. En diciembre de 2013, los raperos cubanos tuvieron que manifestarse
públicamente ante las autoridades culturales para defender la celebración del
festival Puño Arriba. Junto a ellos también estuvieron los líderes del movimiento antirracista cubano.
A pesar de los obstáculos, las dificultades e incomprensiones, la criminal indolencia e intolerancia del alto liderazgo de La Habana, el hip hop cubano se
ha erigido en conciencia crítica de una
sociedad convulsa, traumatizada y abocada a trascendentales transformaciones.
Mientras persista en Cuba el sistema de
la censura, el acriticismo autocomplaciente, el clientelismo y la interesada
simulación, es posible que los representantes genuinos de este movimiento
prosigan sin tener acceso a los medios
de difusión y a los espacios culturales
oficiales, pero cada cubano, cada joven
que escuche su poesía descarnada, realista y profunda, quedará convencido de
que los problemas, inquietudes y esperanzas que a todos nos conmueven y
motivan no han sido totalmente silenciados.
Los raperos cubanos siguen siendo la
voz de un pueblo sin voz que se niega a
perder la esperanza. No debemos perder
la oportunidad de reconocer a los raperos cubanos; por su firmeza consecuente
son abanderados de la dura lucha en
aras de la igualdad y la justicia, tantas
veces prometidas y por tanto tiempo
negadas.
Al escuchar con qué valentía y sensibilidad puede ser dibujada y cuestionada
la realidad presente, quedamos convencidos de que nuestras voces han sido
acalladas por un tiempo, pero que nuestras conciencias jamás podrán ser adormecidas totalmente. Así lo ha demostrado el hip hop cubano.
95