e incorporen a la escena cultural artística underground o no institucional, o al
menos transmitan una concepción propia basada principalmente en la diferencia —como manifestación frecuente de
la expresión artística— y que consiga
conectarse con el individuo más común
para sociabilizar así la propuesta artística y convocar no sólo a unos cuantos
interesados en el arte, sino a un público
variado de la comunidad.
Intentamos siempre el diálogo constante
y un intercambio interactivo de El
Círculo con algunas de las galerías más
cercanas de esta red que me gusta llamar subterránea, en la distancia y con
puntos en común, para analizar la problemática del panorama artístico cubano
actual. En la zona del Vedado tenemos
Espacio Aglutinador, de Sandra Ceballos,
y Cristo Salvador Galería, de Otari Oliva
y Jazmín Valdés. El sentido estriba en
generar múltiples visiones en el contexto artístico cubano, dentro o fuera de la
Isla.
Partimos de las preocupaciones con
respecto al enfoque y al modo de producir y recepcionar el discurso artístico
dentro del contexto actual. En este espacio creativo queremos reflexionar y
debatir sobre las literalidades cuestionadoras del panorama inmediato, sociales,
políticas y folclóricas, centrando nuestra
atención en cuestionamientos en torno
al proceso creador, la forma, el espectador y el artista con preocupación más
universal, que gira en torno a la experiencia individual.
Este espacio-galería propone en su interior un conjunto de objetos cercanos a
nuestro proceso creador más individual,
con la intención de desmarcar algunos
límites entre el espectador y el artista, y
que precisamente por su carácter universal no le serán extraños al espectador. Nos proponemos producir un debate abierto desde la simbolización de lo
cerrado, desde el subespacio, con intención de reducir el distanciamiento de la
institución oficial legitimadora y al
mismo tiempo censora. La galería, como fenómeno de reciclaje de cultura, es
el espacio más eficaz a la hora de polemizar las artes visuales, que reúne en
condiciones excepcionales un conjunto
de creadores y potenciadores de cultura.
Hemos creado, además, un espacio virtual como espejo del físico para contribuir a la visibilización de la alternatividad (o alteridad) en el campo artístico
cubano, como ganancia cultural y principio transformador.
Me hablabas de los espacios virtuales y
la necesidad de recuperar los espacios
físicos. ¿Por qué piensas que es importante?
Nos interesaría debatir públicamente las
diferencias del espacio virtual y el espacio físico y la necesidad urgente de recuperar los espacios físicos. Se viene
observando un desplazamiento (de individuos, artistas o no) al espacio virtual: las personas se ven obligadas a
fugarse al espacio virtual, ya que en
Cuba el espacio físico es muy difícil de
usar. En los últimos discursos oficiales
se habla en términos de que “el pueblo”
tiene derecho a defender sus calles…
Esta posición de que “la calle es de los
revolucionarios” y los que no sean revolucionarios y quienes traten de estar en
esas calles o poner en práctica algún
tipo de performance no revolucionario
no tienen derecho a este sitio, hace muy
difícil el uso del espacio físico. Entonces el espacio virtual es ese sitio, que no
tenemos físicamente en muchos sentidos, y es una de las razones de ese desplazamiento insólito hacia el espacio
virtual.
Queremos lanzar una convocatoria
abierta para artistas desprotegidos¨ o
censurados y para artistas que carezcan
de un espacio físico para exponer su
obra. Crear un vínculo entre el artista
underground y el artista que expone en
las galerías oficiales.
Para terminar me gustaría aclarar que
estos espacios no podrían encajar —es
la tendencia hasta el momento— con el
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