Identidades No 5, Abril, 2015 | Page 82

e incorporen a la escena cultural artística underground o no institucional, o al menos transmitan una concepción propia basada principalmente en la diferencia —como manifestación frecuente de la expresión artística— y que consiga conectarse con el individuo más común para sociabilizar así la propuesta artística y convocar no sólo a unos cuantos interesados en el arte, sino a un público variado de la comunidad. Intentamos siempre el diálogo constante y un intercambio interactivo de El Círculo con algunas de las galerías más cercanas de esta red que me gusta llamar subterránea, en la distancia y con puntos en común, para analizar la problemática del panorama artístico cubano actual. En la zona del Vedado tenemos Espacio Aglutinador, de Sandra Ceballos, y Cristo Salvador Galería, de Otari Oliva y Jazmín Valdés. El sentido estriba en generar múltiples visiones en el contexto artístico cubano, dentro o fuera de la Isla. Partimos de las preocupaciones con respecto al enfoque y al modo de producir y recepcionar el discurso artístico dentro del contexto actual. En este espacio creativo queremos reflexionar y debatir sobre las literalidades cuestionadoras del panorama inmediato, sociales, políticas y folclóricas, centrando nuestra atención en cuestionamientos en torno al proceso creador, la forma, el espectador y el artista con preocupación más universal, que gira en torno a la experiencia individual. Este espacio-galería propone en su interior un conjunto de objetos cercanos a nuestro proceso creador más individual, con la intención de desmarcar algunos límites entre el espectador y el artista, y que precisamente por su carácter universal no le serán extraños al espectador. Nos proponemos producir un debate abierto desde la simbolización de lo cerrado, desde el subespacio, con intención de reducir el distanciamiento de la institución oficial legitimadora y al mismo tiempo censora. La galería, como fenómeno de reciclaje de cultura, es el espacio más eficaz a la hora de polemizar las artes visuales, que reúne en condiciones excepcionales un conjunto de creadores y potenciadores de cultura. Hemos creado, además, un espacio virtual como espejo del físico para contribuir a la visibilización de la alternatividad (o alteridad) en el campo artístico cubano, como ganancia cultural y principio transformador. Me hablabas de los espacios virtuales y la necesidad de recuperar los espacios físicos. ¿Por qué piensas que es importante? Nos interesaría debatir públicamente las diferencias del espacio virtual y el espacio físico y la necesidad urgente de recuperar los espacios físicos. Se viene observando un desplazamiento (de individuos, artistas o no) al espacio virtual: las personas se ven obligadas a fugarse al espacio virtual, ya que en Cuba el espacio físico es muy difícil de usar. En los últimos discursos oficiales se habla en términos de que “el pueblo” tiene derecho a defender sus calles… Esta posición de que “la calle es de los revolucionarios” y los que no sean revolucionarios y quienes traten de estar en esas calles o poner en práctica algún tipo de performance no revolucionario no tienen derecho a este sitio, hace muy difícil el uso del espacio físico. Entonces el espacio virtual es ese sitio, que no tenemos físicamente en muchos sentidos, y es una de las razones de ese desplazamiento insólito hacia el espacio virtual. Queremos lanzar una convocatoria abierta para artistas desprotegidos¨ o censurados y para artistas que carezcan de un espacio físico para exponer su obra. Crear un vínculo entre el artista underground y el artista que expone en las galerías oficiales. Para terminar me gustaría aclarar que estos espacios no podrían encajar —es la tendencia hasta el momento— con el 82