Identidades No 5, Abril, 2015 | Page 64

En el artículo “Integración política de las comunidades de afrodescendientes en América del Sur”, subtitulado “Democracia deliberativa: hacia las democracias fuertes”, Cuesta Morúa describe en excelente detalle las ventajas de esta metodología para el desarrollo de opiniones informadas y el cultivo de virtudes cívicas. Esto último incluye la tolerancia y el respeto mutuo, escuchar atentamente a otros y estar dispuesto a verse como parte de una comunidad más extensa, algo que ha faltado muchas veces en recientes intentos de instalar la democracia desde arriba con el eslogan de “constitución democrática”. John Dewey nos recuerda que la democracia incluye la apropiación personal     de actitudes democráticas, como también los procedimientos de votación y el derecho de los ciudadanos a ejercer el sufragio. Últimamente, los proponentes de la democracia deliberativa han podido sintetizar las teorías del siglo XX tardío sobre la democracia deliberativa con muchos ejemplos de la práctica deliberativa en el siglo XXI. De esta síntesis hemos podido visualizar ejemplos ilustrativos de que la democracia deliberativa es ya parte de una variedad de protocolos de diseño que conducen a conversaciones bien estructuradas. Usando un amplio esquema, podemos ver que estos foros deliberativos cumplen con los cuatro siguientes criterios: Se recluta un grupo de miembros de la comunidad mediante técnicas aleatorias (llamadas al azar, por ejemplo) o más informales y convincentes (por medio de volantes, boca a boca…). La meta es asegurar que el grupo de personas de la comunidad que participará en la conversación sea diverso. Lo que se quiere es que los foros sean inclusivos. Los participantes reciben información bien equilibrada sobre los asuntos a tratar, en forma de resúmenes de 3-4 páginas o informes de referencia de 10-12 páginas. Lo importante aquí es asegurar que, junto a los hechos, la gente disponga de múltiples perspectivas para guiar la discusión. Queremos conversaciones informadas. Es importante un moderador que ayude a y guíe la discusión, que asegure que nadie predomine y que todos puedan participar. Las conversaciones tiene que ser bien estructuradas. A veces se recurre a un panel de expertos para responder a las preguntas que pueden surgir de las discusiones en pequeños grupos. Finalmente, este tipo de discusión debe vincularse a un resultado o acciones a emprender. Se pueden usar encuestas para medir los resultados; los interesados (participantes) deben aceptar la obligación de escuchar los resultados de estas deliberaciones, sobre todo si una supermayoría apoya determinada opción en particular. En otras palabras, quienes participan necesitan sentir que sus esfuerzos surten alguna influencia en la política pública o las decisiones locales. 64