autoestima cívica del pueblo cubano.
Urge en Cuba ese empoderamiento cívico que convierta al ciudadano en verdadero soberano, con referencias modernas de su lugar en la sociedad y su
relación con el poder, capaz de conocer,
ejercer y luchar por sus derechos y dispuestos a asumir la responsabilidad que
implica el ejercicio de la libertad. Si no
se opera ese necesario cambio de mentalidad, esa redefinición cultural, podría
incluso ocurrir, como otras veces en
nuestra historia, un cambio de gobierno,
de poder o de discurso, pero sin desplazar a esa casta de supremacistas excluyentes que hace más de un siglo marcan
muy negativamente nuestras relaciones
socio-políticas y colocan a los afrodescendientes, las mujeres, los campesinos
y los homosexuales en condición de
permanente inferioridad
Es urgente ese empoderamiento económico para brindar espacios y crear las
condiciones y fundamentos jurídicoestructurales a fin de que los cubanos
puedan revelar sus enormes potencialidades creativas y productivas. Los cubanos, sin distinciones ni privilegios,
deben convertirse en sujetos económicos, autosuficientes y jurídicamente
respaldados, para que los ideales de
igualdad y redistribución justa de la
riqueza estén fundamentados en esa
libertad económica y una sólida clase
media, lejos de los tan dañinos estatismos mesiánicos.
Cuba necesita impulsar el más intenso
empoderamiento tecnológico para enfrentar el tremendo retraso que padecemos. La enorme brecha digital que sufren los más amplios sectores de la población constituye un monumental obstáculo en el propósito de modernizar la
sociedad cubana.
Hemos asumido el enorme reto de conectar con las comunidades y los ciudadanos para activar mecanismos y metodologías que conviertan al cubano, hasta
ahora víctima inerte, en protagonista de
su propio destino y de las transformaciones esenciales que deben convertir a
Cuba en un verdadero Estado de derecho.
La verdad de Cuba debe abrirse al mundo, los demócratas de nuestro continente deben comprometerse con la causa de
la transformación y, con su solidaridad
consecuente, respaldar el esfuerzo de
los que en Cuba enfrentamos obstáculos
y represión para convertir en historia
pasada la triste experiencia de la última
dictadura de América.
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