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reafirmar el VII Congreso del Partido
Comunista y consagra el Artículo 5 de
la Constitución
Es forzoso contrastar cómo el Código
Penal especifica los delitos de genocidio
y apartheid, tal como enfatiza el
informe en sus puntos 34 y 35, pero no
hay igual énfasis en los delitos raciales.
El gobierno es más bien remiso a
considerar la recomendación del CERD
para que se incluya la motivación racial
como agravante en los delitos contra las
personas. Una novedad jurídica
regresiva en el Código Penal pudiera
estimular la condena alegre a
ciudadanos jóvenes por motivos
raciales, ya que se facultó a la policía
para sancionar sin pasar por los
tribunales.
De 2011 a 2016 las estructuras racistas
en estos campos esenciales del juego
social se han redimensionado y lo peor
es que cristalizan en medio de la
corporativización de estos campos por
la naturaleza doblemente limitada de las
reformas modernizadoras. Para el CIR
no es extraño que la reproducción
persistente del racismo estructural lleve
a actos de discriminación racial
ejemplares que impactan y escandalizan
de cuando en cuando al ámbito mismo
de los actores culturales que trabajan o
dicen trabajar por combatir al racismo y
las prácticas discriminatorias. Este
círculo vicioso resulta insuperable
dentro de los actuales paradigmas del
Estado.
¿En qué estadio estamos a la altura de
2016?
Se abisman las inequidades raciales en
el mercado laboral. Es preocupante la
desigualdad en todo el tejido social,
pero sobre todo en la población negra
crecientemente pobre, marginada de los
principales enclaves de la economía
emergente estatal y privada.
No hay voluntad política para llevar un
registro estadístico de la distribución
racial en el trabajo por cuenta propia
según los tipos de actividades, pero la
observación sociológica demuestra que
los afrodescendientes están subrepresentados en las plazas de mejores
oportunidades y apenas se benefician
del trabajo decente para mejorar su
calidad de vida. La comunidad
afrodescendiente está descapitalizada en
sentido general. No cuenta con los
conocimientos profesionales que ahora
son rentables en la economía ni con
recursos suficientes para enfrentar las
incertidumbres y los retos de la reforma
económica. De este modo continúan
atrapados en los nudos de la pobreza.
Las prisiones cubanas siguen pobladas
mayormente por afrodescendientes, que
según estadísticas no contrastadas
constituyen el 70% de la población
carcelaria.
Las tímidas reformas económicas
recrudecen
las
desigualdades
y
estructuran la nueva economía sobre
bases raciales. Los afrodescendientes
vuelven a la vieja estructura de oficios
de la república antes de 1959, tanto en
el trabajo público como en el trabajo
privado. Los goznes que traban la
movilidad social en los sectores básicos
de la economía del conocimiento, la
economía digitalizada de servicios y los
sectores de renta media y alta se cierran
en los umbrales mismos de la
afrodescendencia, desplazada a las
periferias de la sociedad y de la
economía.
El desplazamiento en la sociología
urbana, portentoso movimiento al
interior del sector blanco de clase media
alta, burocratizada y conectada al poder,
es una revolución neoconservadora de
impacto
estratégico
sobre
la
reconstrucción social, económica y
política de la ciudad solo comparable a
los años 20 y 30 del siglo XX, con la
única e importante diferencia de que los
activos de rentabilización económica no
fueron creados por esta nueva clase,
sino adquiridos gratuitamente como
bienes que ahora funcionan como fuente
de acumulación originaria del capital.
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