IDENTIDADES 1 ESPAÑOL IDENTIDADES 9 ESPAÑOL | Page 24

Raza, clase y género Afrodescendientes cubanos Rolando Tudela Iribar Ex preso político y sindicalista independiente Guantánamo, Cuba C uba de los cubanos y para los cubanos. Esta frase sería bastante genuina para cualquier forastero que desconozca la verdad tras bambalinas de la vida en la Isla y consuma la realidad que ha vendido y continúa vendiendo el gobierno. Cada logro de la revolución se cimienta sobre toneladas de escombros que se vierten encima de toda acusación contra el régimen dictatorial perpetuado por más medio siglo. Y junto a los logros como la salud pública, con su sabida gratuidad y solidaridad, así como otros tantos en la educación, el deporte, la cultura y el bienestar social, se maneja como esencial la igualdad. Desde los inicios del gobierno revolucionario se indicaron innumerables beneficios en el plano de la igualdad racial, como el acceso igual a los estudios para todos, sin importar el color de la piel. La discriminación racial no tenía cabida en la sociedad socialista, que avanzaba hacia el comunismo, y todo pareció funcionar muy bien hasta que salió a relucir que algo andaba por mal camino, por ejemplo: que la mayoría de la población carcelaria era afrodescendiente. Solo que los agentes del cuerpo represivo en los establecimientos penitenciarios eran también mayoritariamente afrodescendientes. Así, todo parece tan claro y a la vez oscuro. Está claro que de este modo el gobierno daba la imagen edulcorada de inclusión de la raza negra en todas las esferas, pero está muy oscuro el deseo de cotidiano. Así, lo falso se convierte en verdadero, la solidaridad es ordenanza y el capitalismo es malo e inhumano. El problema sociocultural radica en que no se encuentra sentido en los vacíos existenciales. La acción disfuncional del comprometerla y culparla de la violencia en ambos lados de las rejas para lavar la cara discriminatoria del régimen. No es casual que las cosas no sean como divulgan los medios de comunicación oficialistas. Se predica igualdad étnica, pero el discurso político no coincide con las estadísticas de la cruda realidad visible en el abismo racial de los barrios marginales. Si algo anda mal no es el color de la piel ni las raíces genealógicas, sino la situación social en los planos cultural, político y económico, que exige análisis ético y moral. No importan ni el color de la piel ni el origen humilde o acaudalado; solo debe importarnos la verdad y el bien, el amor al prójimo. ¿Por qué no es así y cuál sería la solución? Ante todo, el problema socioeconómico influye notablemente, ya que los barrios 23