única concesión estriba en que la UE acordó iniciar este proceso en virtud de las nuevas circunstancias, a pesar de que el estado actual de los derechos humanos en Cuba dista mucho de ser satisfactorio e incluso aceptable. El gobierno cubano percibe la normalización de relaciones con la UE a través de su lente ideológico tradicional e imprime un significado completamente diferente. Al amparo del sacrosanto principio de " no intervención en los asuntos internos de los Estados soberanos ", se pretende tener las manos libres para manejar el proceso de transición por camino propio y mantener en el poder quienes han estado gobernando desde hace décadas y son responsables del actual estado, altamente insatisfactorio, de las cosas en la isla. Se procede al reemplazo gradual por sucesores reclutados entre los miembros leales y con " conciencia política " de las generaciones más jóvenes.
3. La soberanía reside en el pueblo cubano Desde el punto de vista de los activistas de la sociedad civil cubana, los procesos que hoy tienen lugar en el campo de las relaciones internacionales desempeñan un papel secundario antes que decisivo. La principal demanda de quienes pertenecen a la " polis paralela " cubana— defensores tradicionales de derechos humanos, activistas de la iglesia, militantes de partidos políticos independientes e ilegales de todos los colores de izquierda a derecha, intelectuales, periodistas, artistas o simplemente personas de mente abierta y amante de la libertad, sin ninguna habilidad o calificaciones específicas, ya sean negros o blancos, radicales o moderados— nos recuerdan las demandas de los pueblos de Europa Central y del Este en el " año milagroso " de 1989. No se trata sólo de mejorar un poco el Estado cubano disfuncional; no se trata sólo de la " actualización del socialismo ", sino del respeto a los derechos humanos inalienables y a las libertades de los ciudadanos cubanos. La reapertura de la sociedad cubana, tras haber permanecido cerrada durante casi seis décadas por el régimen en el poder, es la restauración— por la vía pacífica y sin violencia— de la soberanía del pueblo cubano. Es el reconocimiento de que la nación cubana, como cualquier otra del mundo, tiene el derecho inalienable a cambiar la forma de su gobierno. Y corresponde sólo a los cubanos— y no a ninguna potencia extranjera o actor externo, decidir el futuro de su país. Una condición indispensable para restaurar la soberanía del pueblo cubano es convertirla en realidad mediante el proceso de democratización, que restituya la " nación política " en Cuba y haga renacer su cuerpo político, con claro sentido de propósito y visión, como una comunidad de personas amantes de la libertad y con voluntad definida de sustituir el totalitarismo por la democracia. ¿ Cómo puede lograrse tal renacimiento nacional? Aquí radica el principal desafío para la oposición democrática. Ya no se trata sólo de resistir, día a día, la acción represiva del " antiguo régimen " todavía en el poder, como algunos de los valientes líderes opositores parecen creer. Se trata de potenciar la oposición para que sea capaz de abrir el camino que permita a los cubanos pasar del presente sombrío a un futuro mejor, así como proponer un escenario realista sobre la forma de salir del estancamiento actual.
71