Del Editor
L a visita del Presidente Obama a Cuba y el aniversario 50 de la Asociación de Estudios Latinoamericanos ( LASA ) marcan este número de la revista Identidades , pero sin perjuicio alguno para el despliegue de las cuestiones de raza , clase y género , que constituyen el epicentro de nuestra labor publicista . Sobre el impacto duradero de la llamada política racial de la revolución cubana nos habla el escritor y profesor ( Universidad de Nueva York ) Enrique del Risco en el ensayo “ Antiguas y nuevas aventuras del racismo revolucionario ”. Aquí se devela que , tras la declaración oficial en 1962 de que la discriminación racial se había eliminado , se oculta “ un racismo revolucionario ” bien diferenciado del racismo tradicional .
Mientras este conserva y justifica las desigualdades , el racismo revolucionario se empeña en liquidar “ todo modo obvio de discriminación para prohibir a continuación toda referencia crítica a la discriminación racial o de la raza en general , como no sea una referencia folklórica ”. Y tal variante del racismo es , ante todo , parte del sistema de dominio dictatorial sobre toda la sociedad . Al respecto la Dra . Marlene Azor ( Universidad Autónoma Metropolitana – México ) puntualiza en otro ensayo enjundioso , “ El privilegio de la invisibilidad ”, que la estrategia del gobierno cubano frente las demandas de reconocimiento y superación de los silencios y exclusiones históricas se dirige a subordinar los intereses y reclamos de los afrodescendientes a “ la unidad nacional ”, así como a posponer el debate nacional abierto sobre la discriminación racial por los supuestos riesgos de fractura de esa unidad . Esta manta gubernamental puede apreciarse nítidamente entre los atletas cubanos de béisbol que pasan al profesionalismo , en su mayoría afrodescendientes , quienes no tenían más remedio que emigrar a un tercer país para poder hacer carrera deportiva en las Grandes Ligas de Estados Unidos . El artículo “ Esclavistas en 3 y 2 ”, de José Hugo Fernández , recurre a la analogía con el conteo completo del bateador para describir la situación en que ha quedado el gobierno cubano al autorizarse por la administración Obama la contratación laboral directa de cubanos en Estados Unidos . Así se desvanece la esperanza del régimen de La Habana para colocarse de intermediario entre los peloteros cubanos y los clubes de Grandes Ligas al efecto de llevarse la parte del león en los contratos , como hace con aquellos que , al amparo de permiso oficial , van a jugar en las ligas profesionales de Japón u otros países . Un análisis de la discriminación en el contexto de las clases sociales se ofrece por Luis Oleydis Machado , con centro en su investigación sociológica concreta en el municipio de Antilla , al norte del Oriente cubano . Machado encontró que allí perviven acentuados prejuicios contra la igualdad de género y raza , sin acciones del gobierno local para mitigarlos y dar solución a los problemas que se derivan de esta situación : “ Para darse cuenta del desprecio a la gente de color por compartir el transporte público solo hay que montarse en un ómnibus de trabajadores que vaya a uno de los diferentes polos turísticos en el territorio ”, afirma el autor . Y del mismo municipio nos llega el trabajo de Marthadela Tamayo “ Emergencia de una conversación aplazada ”, que aborda la jornada de reflexión contra la discriminación que llevó a cabo el Comité de Ciudadanos por la Integración Racial ( CIR )
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