IDENTIDADES 1 ESPAÑOL IDENTIDADES 8 ESPAÑOL | Page 43
ro siempre queda planteado el reto de cómo hacer las cosas de manera efectiva y
no de cómo pueden desaparecer las diferencias.
3- Los participantes ponían a prueba la hipótesis de la igualdad de condiciones en
que cada individuo tiene la oportunidad común de alcanzar la felicidad y el éxito, que es el mejor resultado que podemos esperar. Por el contrario, las acciones
parecen sugerir un campo donde los jugadores son iguales, pero a la vez diferentes, y la atención debe centrarse en contribuir a que trabajen juntos.
A medida que las comunidades se
adentraban más en las cuestiones de
raza y comenzaron a hacer algunos
progresos, sus motivaciones se
transformaron para hacer frente a la
diferencia cultural. En principio la
raza era un mandato para el diálogo
y el crecimiento personal: el primer
impulso detrás de estos esfuerzos
puede haber sido para inocular a las
personas contra el racismo y purgarlas del sesgo racial de una vez por
todas. Pero a medida que la gente
comenzó a darse cuenta de la complejidad de los problemas y la creciente diversidad de sus comunidades, empezaron a verlo todo como
valioso trabajo en curso. En lugar de
conformarse con la igualdad de
condiciones, donde todo el mundo
sería tratado de manera igual por los
profesores, jueces, directores y policías, las comunidades empezaron a
tratar de construir arenas públicas
donde los jugadores reconocieran
abiertamente sus diferencias y acordaran cooperar de continuo al tiempo que se reconocían mutuamente
como iguales. De este modo, los
ciudadanos y los líderes locales
principiaron a ver la raza como un
mandato para la gobernabilidad democrática. "Hay una especie de progresión natural aquí —dice Roger
Stancil, administrador de la ciudad
de Fayetteville (Carolina del Norte)— porque cuando diferentes tipos
de personas se hablan unas a otras y
averiguan qué intereses tienen en
común, comienzan a actuar de conjunto. Se dan cuenta de que no
siempre estarán de acuerdo, pero
que de todos modos quieren ayudar
a los demás y empiezan a percatarse
de que lo importante que es que todo el mundo sobre la misma mesa".
¿Cambiar la mesa?
Mientras que los esfuerzos para involucrar a los ciudadanos en el debate sobre la raza pueden haber llevado a más personas a la mesa, es
posible que la mesa misma no haya
cambiado, es decir: que las tácticas
de procesos exitosos de pequeños
grupos y el reclutamiento basado en
redes proactivas y acciones de colaboración no se hayan incorporado
en la forma en que se estructuran las
reuniones públicas oficiales ni en la
forma en que operan las asociaciones de vecinos y los grupos de vigilancia contra la delincuencia. Las
tácticas de compromiso productivos
se siguen utilizando, quizás más que
nunca, pero casi en su totalidad en el
contexto de proyectos de carácter
temporal centrados en una crisis o
en una decisión de política controvertida. En su ensayo Democracia
participativa revisada (2012), Carole Pateman sostiene que la mayoría
de los ejemplos actuales de participación del público "dejan intactas
las estructuras institucionales convencionales y el significado político
de la democracia". Esto es: no "democratizan la democracia". En ausencia de cambios más sistémicos,
la mayoría de las ciudades estadounidenses pueden haberse beneficiado significativamente con la participación pública en el debate sobre la
raza, pero solo con efecto temporal.
43