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Todos estos factores propiciaron repensar la denominada “tercera raíz” en América Latina y el Caribe. Fueron disparadores eficaces y su directriz continuó en el siglo XXI. Un hecho decisivo fue la celebración de la Tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las formas conexas de Intolerancia (Durban, Sudáfrica, 2001). Participaron varios dirigentes de los grupos afrodescendientes de América y esto ayudó a emplear un término hasta el momento casi sin difusión: afrodescendiente. En opinión de un reconocido activista afrouruguayo, “fuimos siendo negros y volvimos afrodescendientes”. El Plan de Acción emanado de la conferencia reconoció a los afrodescendientes como grupo específico y víctima del sistema, discriminado hoy tras haber sido esclavizado en el pasado. La declaración final tachó de delitos de lesa humanidad a la trata y a la esclavitud. El colectivo se apropió del término afrodescendiente como una muy útil herramienta de lucha y reivindicación, dejando de lado la categoría “negro” como etiqueta peyorativa de época colonial, lastrada por la esclavitud y entendida hoy como insulto en muchos contextos. Por mucho, el impacto y el mayor éxito de la agenda de Durban se dieron en América Latina y el Caribe antes que en otras regiones del planeta. Esto se vio reflejado en la adopción de medidas de acción afirmativa para las comunidades afro en varios países. La acción afirmativa es compleja y diversa, con distintos grados de avance. El racismo y la reversión de las condiciones de pobreza de buena parte del grupo es un desafío habitual para las autoridades nacionales y activistas del movimiento afrodescendiente. Algunos países, como Brasil, Colombia, Ecuador y Costa Rica, han llevado a cabo agendas cargadas de progresos con notable mejoría de la condición jurídica de sus poblaciones afro. En otros como Venezuela, Perú, Uruguay y Argentina, los progresos no son tan nítidos, y en un tercer conjunto quedan los países más rezagados: México, Chile, Paraguay y Cuba. Desde 2003 se han convocado tres Encuentros de Parlamentarios Afrodescendientes de las Américas y el Caribe. El último se celebró en 2005 y tuvo a Costa Rica como sede. En éste el recién constituido Parlamento Negro de las Américas fundó una red fundamental: la de los Legisladores Afrodescendientes. El movimiento organizado afrodescendiente se anotó una gran victoria simbólica al ser declarado 2011 Año Internacional de los Afrodescendientes (Resolución N° 64/169 de la Asamblea General de Naciones Unidas). A partir de 2015, en virtud del Plan de Acción de Durban y con miras a reforzar la protección y promoción de los derechos de los afrodescendientes, Naciones Unidas ha sancionado el comienzo del Decenio Internacional de los Afrodescendientes (Resolución N° 68/237). Mirada crítica Si el lanzamiento del Decenio referido pudiera auspiciar el comienzo de un verdadero cambio en pos de la acción afirmativa estatal, la panorámica regional de 2015 se destaca por la heterogeneidad en noticias y realidades nacionales. El Foro Mundial del Decenio Afrodescendiente y los Derechos Humanos debía llevarse a cabo en Malabo (Guinea Ecuatorial) en noviembre, pero fue prorrogado a mediados de enero. Entretanto, en paralelo a la 70ª sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas, se celebró 57