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finalizan la educación superior (15.7%)
está por debajo del índice apara el total de
la población (24.9%). Si dividimos la
muestra por sexo, la proporción de jefas
de hogar mujeres que logran culminar la
educación superior (10.8%) es más baja
con respecto a los hombres (13.8%). El
EEPA (2014, 56) señala que el 87.1% de
los afroperuanos entre 3 y 17 años asiste a
la escuela. Al dividir la muestra por
edades, el mayor porcentaje de
inasistencia se encuentra en el rango de 3
a 5 años (71.2%). Entre las niñas y los
niños de 6 a 11 años, menos del 1% no
asiste a una escuela. La tasa de
inasistencia crece en el grupo de 11 a 17
años. La comparación por género arroja
una diferencia poco significativa en la
tasa de asistencia escolar: 86.2% (niños) y
88.1% (niñas), con tasa ligeramente
menor (84.6%) en la Costa Norte y
prácticamente iguales en Lima (87.9%) y
la Costa Sur (88.7%). En la juventud
trabajadora hay mayor porcentaje de
hombres (62.6%) que de mujeres
(37.4%), pero la situación se invierte en el
acceso a la educación superior: 45.9% en
los jóvenes hombres y 54.1% en las
mujeres jóvenes. En ambos grupos
predominan
solteros
frente
a
convivientes. La situación de no
encontrarse estudiando ni trabajando se
concentran en los grupos más jóvenes, en
su mayoría mujeres que estudiaron en
instituciones educativas públicas. Es
necesario explorar desde la perspectiva de
género e intersección por qué las mujeres
jóvenes afroperuanas no estudian ni
trabajan y cómo impacta esta situación en
sus posibilidades de desarrollo. En el
grupo de jóvenes que no se encuentran
estudiando ni trabajando, el porcentaje de
hijos de padres con educación superior
(1.1%) es menor que entre los jóvenes
que trabajan (13.8%).
La diferencia es aún mayor en
comparación con los jóvenes con acceso a
la educación superior (30.3%). Quienes
no se encuentran estudiando ni trabajando
se concentran en el primer quintil
socioeconómico,
mientras
quienes
estudian se encuentran sobre todo en los
quintiles superiores.
Consideraciones finales
A pesar del menor porcentaje de mujeres
afrodescendientes en la población
peruana, comparado con Brasil, ambos
países adolecen de altos índices de
desigualdad. Se constatan la fuerte
presencia de mujeres afrodescendientes
entre las personas pobres, como reflejo
del proceso histórico de reproducción de
las desigualdades, que tienen como ejes
estructurales los marcadores sociales de
género y raza/etnia, los cuales orientan la
construcción de la ciudadanía y el goce de
los derechos en el Occidente. Perú
presenta cierto retraso en comparación al
Brasil en la inclusión estadística oficial de
género, raza y etnia para la orientación de
las políticas y programas del Estado y de
los
organismos
de
cooperación
internacional o bilateral y de las Naciones
Unidas. Es necesario abrir a discusión
este enfoque transversal e intersectorial
para contribuir al desarrollo de políticas
que incluyan a las mujeres afroperuanas y
a otras que pertenecen a grupos y pueblos
históricamente discriminados y en actual
condición de pobreza. Los estudios en
Perú y Brasil guardan similitud en el
incremento
de
las
mujeres
afrodescendientes como jefas del hogar
con respecto a los hombres. Este dato
abre la discusión sobre la autoridad
femenina en hogares afrodescendientes en
América Latina. Al respecto del mercado
de trabajo, tanto en Perú como en Brasil
las
mujeres
afrodescendientes
desempeñan las ocupaciones de menor
prestigio y menor salario. En cuanto a la
educación también tienen en común
menor ingreso en el sistema educacional,
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